--¿Lo pasaría bien en el homenaje a Fernando Cáceres?

--Lo pasamos sensacional. El motivo de ir a Zaragoza ya era importante, porque había que apoyar a Fernando, que se está recuperando bien. Es fuerte y acabará andando. Fue todo bonito.

--¿Vaya equipo que tenían?

--Muy bueno. Por eso la gente cuando nos ve es consciente del gran equipo que tuvo el Real Zaragoza en aquella época y nos siguen valorando en su justa medida. Quizás la gente no se daba cuenta entonces del equipo que había, pero ahora podría estar jugando incluso a un gran nivel y pelear por cosas importantes. La afición del Zaragoza no se olvidará nunca de aquel equipo.

--El día del homenaje a Cáceres tuvo la oportunidad de comprobar que los aficionados están muy enojados.

--La verdad es que duele mucho ver al Real Zaragoza en Segunda y peleando por meterse arriba para no ver peligrar el ascenso. Los que estamos fuera no tenemos muchos argumentos para saber las causas de esta situación tan triste, pero lo cierto es que es inexplicable que el Zaragoza pueda estar ahora en una situación tan complicada.

--Lo curioso es que el Real Zaragoza le ganó la Recopa al Arsenal y ahora el club inglés está entre los mejores de Europa y el Zaragoza pasa por su peor momento.

--Son paradojas del fútbol. Cuando se gana algo importante los equipos siempre acaban dando un salto de calidad, pero en el Zaragoza sucedió al revés. Fue campeón y después se empezaron a dar pasos hacia atrás en vez de hacia adelante. No se metió gente para arropar a los jugadores que habían sido campeones y al año siguiente empezaron a retirarnos a nosotros. Fue algo rarísimo, porque con 29 o 30 años, éramos jugadores enteros y se nos quiso apartar.

--De aquella época recordará muchas cosas con cariño, como por ejemplo su lanzamiento del último penalti en la Copa que le ganaron al Celta en el Calderón.

--Ese lo recuerdo bien. Además, en la final de la Recopa me quedé con el gusanillo de haber metido algún gol. De lo que siempre me voy a acordar es de la promoción que jugamos con el Murcia y en especial de la vuelta en La Romareda, que fue una fiesta. Aquello fue un punto de inflexión para todos y a partir de ahí arrancó un buen equipo. Recuerdo que en La Romareda hice un partido soberbio.

--¿Usted se sintió bien valorado siempre en Zaragoza?

--La verdad es que me sentí valorado, aunque también hubo momentos en los que no entendía porque la afición se metía conmigo. Yo hacía muchas cosas en el campo, por qué era valiente, aunque a veces no me salían algunas, pero al final la gente siempre se acababa rindiendo a lo que yo hacía en el campo. Hice buenas cosas, pero fue también porque ellos me ayudaron.

--Algunos recuerdan que usted tenía un temperamento fuerte y que no se amilanaba cuando las cosas no le salían bien.

--Yo me hice jugador en la calle, mientras que ahora los chavales están en escuelas, y por eso tenía un carácter fuerte. Para mí eso no era malo sino al revés. Era un jugador pillo. Siempre se ha dicho que el fútbol es para listos y yo era muy vivaracho.

--¿Y ahora sigue al Zaragoza?

--Claro. Ya sé que está sufriendo para ganar los partidos, pero la Segunda División es dura. Lo que tiene que hacer es ir ganando los partidos para poder estar arriba en las últimas jornadas y lograr el ascenso. El Real Zaragoza debe estar en Primera División.

--El Real Zaragoza, si no cambian las cosas, podría correr hasta peligro de desaparecer.

--No cabe duda de que si no asciende será mucho más difícil el camino, pero yo no me creo que vaya a desaparecer. Todos sabemos que el ambiente está bastante revuelto por la situación que atraviesa, pero es normal, porque está en Segunda y con problemas de tipo económico. La afición no tiene otro remedio que tener paciencia y apoyar.

--¿Tuvo la oportunidad de hablar con Agapito cuando vinieron al homenaje a Cáceres?

--Yo no lo vi. Hace tiempo que no he hablado con él.

--¿Y cuando había hablado antes qué le decía?

--Hablaba con él cuando el Zaragoza jugaba en Sevilla y la verdad es que no parecía que hubiera tantos problemas. Tampoco he tratado temas en profundidad con él.

--Pero también se dijo que estaba interesado en su contratación para la parcela técnica.

--Agapito Iglesias me conoce y sabe cómo soy, pero nunca me ofreció en serio ir a trabajar allí.

--Y ahora ha decidido dar el salto a los banquillos.

--Tenía muchas ganas de entrenar. Me saqué el carnet con la intención de probar y de intentarlo. He estado con las escuelas de los niños y había tenido la oportunidad de hacer cosas fuera, pero no eran del todo interesantes. Ahora me ha salido esta oportunidad aquí en Jerez y creo que puede ser bueno para mí.

--Pero va a empezar en Tercera.

--El Xerez es un equipo que descendió la temporada de Segunda División a Tercera por problemas de pago, pero es un buen equipo, con muchas posibilidades y con el objetivo de ascender a Segunda B. Eso me motiva.

--En algunas ocasiones se ha comentado que podía llegar al Zaragoza para realizar otras funciones, como director deportivo.

--Hubo un grupo de amigos que intentaron coger el club, pero al final no lo consiguieron. Es verdad que yo estaba muy bien posicionado para poder entrar en el Zaragoza de director deportivo o secretario técnico o trabajar dentro del club en otra misión.

--¿Y poder trabajar en el Zaragoza es algo que sigue teniendo in mente para el futuro?

--Naturalmente. El Zaragoza siempre va a ser mi equipo y el de todos los que hemos jugado en ese equipo. Por eso igual que Gay o Garitano llegaron a entrenar al primer equipo, por qué no voy a hacerlo yo en algún momento de mi carrera. A mí gusta la idea de ser entrenador, quiero intentarlo y entrenar al Zaragoza sería algo bonito.

--De aquel equipo de la Recopa ahora mismo ya están en los banquillos Poyet (Sunderland), Darío Franco (Aldosivi) y Gay (Real Madrid C) y ahora se engancha también usted.

--Todos somos gente que nos encanta el fútbol, hemos sido profesionales y no gusta estar ligados a este deporte. Unos prueban en la dirección deportiva, otros como entrenadores, otros en otras funciones, y los más osados, como yo, que nos gusta más el campo que los despachos, tratamos de abrirnos camino como entrenadores.

--Cuando se comentó que podía entrar en el Real Zaragoza para ser director deportivo era cuando parecía que Luis Oliver, con el que usted siempre ha tenido una buena relación, podía comprar el club aragonés.

--Con Luis Oliver siempre he tenido una buena relación. Trabajamos juntos aquí, en el Xerez, salieron las cosas bien y ascendimos a Segunda División, que en aquella temporada era el objetivo. Hubo posibilidades de que entrara con él en el Real Zaragoza, pero al final no se produjo esa situación, y no descarto trabajar con él algún día.

--¿Entonces usted tuvo noticias de primera de que había intentado comprar el Zaragoza?

--Yo sé que lo intento, pero no pudo ser. La operación parecía que estaba bastante avanzada, pero luego no llegó a concretarse y Agapito prefirió seguir al frente de la sociedad. A mí me hacía mucha ilusión volver a trabajar en el Real Zaragoza, pero la operación no pudo salir adelante y espero tener otra oportunidad de hacerlo en el futuro.

--Pero el posible aterrizaje de Luis Oliver en el Real Zaragoza no parecía tener muchos apoyos dentro de la propia ciudad.

--Yo la experiencia que tengo con Luis Oliver, después de haber estado trabajando con él a nivel de fútbol, es buena y no puedo hablar de otra forma. Estuve con él de jugador y luego de director deportivo en el Xerez y los dos nos respetamos mutuamente. Seguimos siendo amigos y si algún día podemos volver a trabajar juntos lo haremos.

--¿Oliver sigue teniendo pensado hacerse con algún club?

--Ahora está alejado del fútbol y no sé si volverá a meterse en este mundo. Eso habría que preguntárselo a él.