La infancia de Chris Goulding estuvo marcada por la carrera profesional de su padre, Steven, un importante jugador de fútbol australiano hasta que tuvo que retirarse en 1990 por una grave lesión de rodilla durante las finales de aquel año. Por eso, aunque nació en Launceston, se siente de Tasmania, donde su padre terminó la carrera e ingresó en el salón de la fama del club local, en el que jugó, fue el capitán y, posteriormente, entrenador. El pequeño Chris jugó también, cómo no, a fútbol australiano, pero eligió la canasta, con la que empezó a practicar a los siete años, "porque se me daba algo mejor y porque, al jugarse a cubierto, se puede practicar durante todo el año, mientras que a fútbol solo puede jugarse unos meses".

Un cuarto de siglo después, Chris Goulding llega al CAI Zaragoza como máximo anotador de la Liga australiana, con el impresionante récord de haber anotado 50 puntos en un solo partido, después de probar en las Ligas de Verano y tras vivir su primer Mundial absoluto. Y no le asusta estar al otro lado del mundo. "Es mi primera temporada completa fuera de Australia, es cierto, pero he tenido experiencias jugando fuera del país y enfrentándome a algunos de los mejores jugadores, así que creo que eso me va a servir de transición para mi primer año fuera, para que sea más sencillo", señala.

El escolta ha llegado a Zaragoza para jugar, para demostrar sus dotes de anotador, pero también piensa aprovechar la experiencia. Lo primero que quiere hacer es aprender español --ya se suelta con algunas palabras-- y conocer la ciudad. "No he tenido mucho tiempo, pero espero poder ir dando alguna vuelta", explica, aunque ya le ha dado tiempo de "jugar al golf", una de sus grandes aficiones. "También me gusta conocer otros sitios, probar diferentes comidas, cocinar. Y dormir, dormir está muy bien", añade. Lucirá el dorsal 43 aunque su número favorito es el 7. "Mi número siempre ha sido el siete, pero estaba retirado en mi primer club, no podía cogerlo, así que elegí otros números que me gustaban y que, sumados, hacen siete. Cuatro más tres son siete, es fácil", razona.

De momento, su adaptación va por muy buen camino. "Todo el mundo es muy amable y me ha hecho sentir bienvenido, es un buen club, tengo una buena casa, así todo es más fácil. Tengo muy buenas sensaciones", indica. Antes de fichar por el CAI buscó información de primera mano. "Seguía la ACB un poquito, tengo un par de amigos que han jugado aquí, así que algo conocía, pero realmente la mayor parte del tiempo estaba bastante ocupado con mi propia Liga como para preocuparme por las demás (risas)", dice. Habló con el primer jugador australiano en la historia del CAI. "David Barlow es de donde he vivido en los últimos años, de Melbourne, y precisamente acaba de fichar por mi exequipo, así que le vi antes de la temporada y me dijo que este es un buen club y me animó a fichar".

Otra de las razones que le han traído a la Liga Endesa es tener la posibilidad de medirse a algunos de los jugadores y clubs más importantes de Europa, poder demostrar sus habilidades ante ellos. "Siempre he sido escolta, alguna vez he jugado de base, pero realmente mi posición es escolta, puedo moverme entre el dos y el tres. Obviamente tenemos muy buenos jugadores en el equipo, puedo intentar también hacer un poco de playmaker si hace falta y generar tiros abiertos para el resto de compañeros, pero obviamente me gusta anotar, me siento cómodo así, y si no lo hago más será porque también hay otros grandes jugadores que pueden hacerlo. No me importa siempre que ayude al equipo", dice el anotador de Tasmania.