Cada partido es un mundo y es difícil, por no decir imposible, que se parezca a otro. El de ayer no tuvo nada que ver con el de hace quince días, ni con el de hace siete, ni, seguramente, con lo que había diseñado el CAI Zaragoza. Más bien dio la impresión de suceder aquello que quería que ocurriese el Herbalife Gran Canaria, mucho más seguro, más agresivo e intenso, con las ideas más claras. Dominó el ritmo, se hizo dueño del rebote y del marcador y generó un partido confortable, a su medida, para lograr una victoria que marca una distancia considerable en la clasificación. Ahora el conjunto insular tiene dos victorias y el average de ventaja con los aragoneses, lo que significa que el CAI tendría que ganar tres partidos más que su rival de aquí a final de temporada para adelantarle en la clasificación.

No encontró su ritmo el CAI Zaragoza en ningún momento. Apenas pudo correr, no tuvo lanzamientos cómodos ni llegó a sentirse fuerte en defensa. Simplemente, el Gran Canaria fue mejor, se llevó todos los cuartos y el triunfo final incluso con cierta comodidad. Aunque la distancia en el marcador fuera oscilando y se mantuviera en una diferencia prudencial (entre tres y cinco puntos en muchas fases), la impresión era que el CAI no iba a llegar nunca a darle la vuelta. El juego interior estuvo dominado sobre todo por Tavares --intimida mucho-- e incluso por Xavi Rey, que regresaba ayer de una lesión y no se notó su falta de ritmo.

En el CAI Norel hizo su trabajo y por fuera solo Stefansson se mostró fiable en el lanzamiento, pero faltaron más manos y más piernas. Además estuvo el asunto del rebote, que dio al conjunto visitante una y otra oportunidad después de fallar y el de los tiros libres, faceta en la que el CAI mostró un desacierto inusualmente bajo. Fue uno de esos días que se cruzan, un choque en el que no sale nada como se había previsto.

NO ERA EL DÍA El partido comenzó lento, con un goteo de puntos, y para cuando cogió carrerilla ya estaba donde quería el Gran Canaria. El conjunto visitante exhibió todas las virtudes que habitualmente destacan en el CAI, ganó porque impuso su juego colectivo, porque todos aportaron, todos sumaron. Cinco jugadores rivales (Newley, Bellas, Rey, Tavares y Hansbrough) superaron los diez puntos de anotación y fue también mejor su trabajo grupal atrás.

No es que el CAI Zaragoza no quisiera o no lo intentara. En un momento dado, visto que la fórmula habitual no le iba a funcionar, el equipo de José Luis Abós buscó la heróica. Un triple lejanísimo de Tabu, otro forzado de Llompart... un par de arreones para que el partido no se escapara definitivamente, pero el CAI llevaba ya muchos minutos con el anzuelo, siempre por detrás, siempre a remolque, obligado a un sobreesfuerzo que no le llevó a ningún sitio.

Ni aún con el 60-72 en el último cuarto se dio el CAI por vencido. Con Tavares fuera con cuatro personales, el Gran Canaria apostó de nuevo por los pequeños, por el lanzamiento exterior, y así acabó sentenciando al CAI, con los triples de Beirán y Hansbrough, mientras el conjunto aragonés no llegaba a todo. No hubo manera de que el CAI tuviera opciones reales de victoria, no lo permitió un Gran Canaria serio y solvente.

Se acabó la racha del equipo aragonés, que deja su nuevo récord de triunfos en cinco consecutivos. Se aleja el Gran Canaria aunque todavía quedan jornadas suficientes como para que suceda cualquier cosa. Lo que no cambia es el hecho de que el CAI Zaragoza sigue bien instalado para conseguir su gran objetivo, que sigue siendo clasificarse para el playoff.