En el atletismo hay vida después de Usain Bolt. El jamaicano es historia tras su noveno oro olímpico, cuando apenas le queda un Mundial (Londres, agosto 2017), con récords que parecen inalcanzables para el resto de los mortales. Como bajar de dos horas en maratón, el nuevo runrún entre pros y amantes de la carrera a pie. Un reto que ha acabado atrayendo a los dos gigantes del equipamiento deportivo. Correr en menos de dos horas un maratón se ha convertido en la última frontera del running. Los proyectos suscitan controversia e implican una batalla científica y económica en la que varios actores intentan ser protagonistas del momento, en un futuro más o menos cercano. Los realistas le ponen décadas y a los optimistas ya les suena la campana de la última vuelta. Los dos gigantes deportivos, Nike (Breaking 2) y Adidas, están en la carrera por dejar huella.

La firma de Oregón (Nike) tiene atletas destacados bajo su paraguas de patrocinio, con el campeón olímpico en Río 2016, el keniano Eliud Kipchoge como referente. Un equipo multidisciplinar investiga en diferentes áreas. En su portal se leía un enigmático mensaje: «La fecha y lugar del intento sub-2 horas en maratón será revelada el año que viene». El padre del proyecto es el fisiólogo Yannis Pitsiladis, director del Centro de Deporte, Ejercicio y Medicina de la Universidad de Brighton, en el Reino Unido. Haile Gebrselassie fue el primer atleta en apoyarle con Kenenisa Bekele, y ahora Kipchoge, que posee el tercer registro de la historia (Londres 2016), a solo ocho segundos del récord mundial de Dennis Kimetto (2 h 02 min 57 seg en Berlín 2014). Bekele se quedó a 6 segundos en Berlín 2016.

La iniciativa sub-2 horas, centrada en los corredores africanos, ha servido de contrapeso a Jos Hermens y su grupo Global SC para hacer frente al empuje del grupo que dirige Alberto Salazar en Oregon, con Gallen Rupp y el imbatible Mo Farah y sus cuatro oros olímpicos consecutivos. Al proyecto de Pitsiladis se acaba de apuntar el maratón de Tokio 2017, que ha suavizado su recorrido y apuesta por un gran desafío cara al año 2020.

Según un medio especializado estadounidense, Adidas lleva dos años trabajando discretamente en un nuevo modelo de zapatilla ultraligera y resistente a la deformación provocada por un ritmo alrededor de 2.50 minutos el kilómetro, es decir, 1.59.59 en maratón. Kimetto, el vigente plusmarquista mundial, a 2 minutos y 57 segundos de las dos horas, sostuvo una media de 2.54.83 por kilómetro en la capital alemana, dónde se han batido los seis últimos récords mundiales. Para acabar en menos de dos horas hay que correr casi cinco segundos más rápido por kilómetro. Un abismo.

El avituallamiento, clave

El duelo en el asfalto entre las dos grandes marcas deportivas abarca un sinfín de detalles, compartimentados en cinco áreas en el proyecto de Pitsiladis: biomecánica, bioenergía, bioinformática, entrenamiento y nutrición. Científicos, ingenieros y entrenadores examinan y ponen en cuestión los métodos tradicionales, aportando tecnología y metodología desconocidas en el este de África.

Uno de los grandes nichos de mejora son los avituallamientos, según Gerald Lwande, director del laboratorio Precise Genomics R&D en Eldoret (Kenia). Lwande muestra una fe inquebrantable en el proyecto sub-2. La alimentación, fuera y dentro de la carrera, tiene un gran peso específico, según señala Lwande: «En los avituallamientos se pierde el ritmo y mucho tiempo; solo cambiando el sistema se pueden ganar muchos segundos». Por normativa, las bebidas especiales se disponen sobre una mesa o se dan en mano por voluntarios o personal acreditado, que ofrece la bebida estirando el brazo, pero sin moverse del sitio, a un corredor que circula a más de 20 kilómetros por hora, en un área delimitada cada cinco kilómetros. La maniobra provoca tropezones y caídas con frecuencia.

El enigmático mensaje del proyecto Breaking 2 sugiere que se está organizando una carrera con avituallamientos sobre ruedas y sobre la marcha, cuando el corredor lo necesite. Las marcas no serían oficiales, aunque nadie podrá decir que no se corrió en menos de dos horas, si así sucede. Lwande apunta una opción alternativa. «Hallar un alimento muy ligero que pueda llevar el atleta en la cintura. El desafío es encontrar una bebida o alimento digerible en la carrera; así que el reto científico es grande, pero investigando todo se mejora».