Chris Froome parece tener más vidas que un gato en esta Vuelta donde ha demostrado que está más que vivo. Él ni se calienta como hacen Alejandro Valverde y Alberto Contador, ni se pone nervioso. Él va a lo suyo, y lo suyo se dice salvar una temporada nefasta tanto para él como para su equipo, el Sky. Y los dos necesitan salir el domingo 14 en la foto final del podio de la Vuelta, en Santiago de Compostela, en cualquiera de las tres posiciones, pero si es en la primera, pues mucho mejor.

El duelo que las caídas impidieron ver en el Tour ya ha comenzado en la Vuelta y en el primer verdadero asalto ha sido el británico quien ha sacado los primeros segundos, apenas siete, pero con un valor doble por lo que para su moral representa. Froome no se ha dejado asustar en el muro de tres kilómetros, una pista forestal asfaltada para la Vuelta, de La Camperona. Mientras Valverde se ha precipitado al atacar demasiado pronto y Contador solo se ha centrado en tratar de distanciar a Purito (el catalán también ha subido con mucha inteligencia), Froome no ha levantado la vista del potenciómetro de su bici, allí donde ve todos los datos que necesita saber, tantos los suyos (pulsaciones) como los de la bici (la velocidad, la cadencia de pedalada…).

LLEGAN LOS LAGOS DE COVADONGA

Él no se ha inquietado para ascender a la tercera plaza de la general. Contador ya empieza a sentir su aliento. Froome está a 1.13 minutos y queda lo mejor de la montaña. Froome tiene equipo. Contador, este domingo, en un puerto que le va mucho mejor, los legendarios Lagos de Covadonga, no puede volver a dejarse sorprender, antes de la llegada de La Farrapona, el lunes, una cita decisiva para la clasificación general.

En el muro de La Camperona ha ganado Ryder Hesjedal, el vencedor del Giro 2012, que se había colado en la fuga del día. En La Camperona se ha dejado ver Froome. El duelo que no se vio en el Tour ya ha comenzado en la Vuelta. El domingo, más.