A Chris Froome nada le asusta. No se acobarda con el agua. Toma las curvas rápido, aunque seguramente con cautela, pero con paso firme y decidido, al menos en los 14 kilómetros inaugurales, a ritmo de contrarreloj, de este Tour 2017 que quiere ganar tal como hizo en el 2013, en el 2015 y en el 2016. Si alguien tenía dudas, si alguien pensaba que el ciclista británico nacido en Kenia llegaba a Düsseldorf lejos de su mejor forma, a las primeras de cambio se quitó la careta y ya sacó tiempo, y además metió miedo en el cuerpo al resto de rivales, que por otra parte, se mantuvieron en unos tiempos similares.

Pero Froome, no. Froome rodó sobre el resbaladizo y peligroso asfalto de Düsseldorf decididio a asestar el primer golpe de autoridad en el Tour para conseguir segundos psicológicos ante sus principales rivales. 46 segundos le tomó a Alberto Contador, quien confesó que creía que había hecho mejor etapa y se mostró decepcionado por el tiempo cedido. A Nairo Quintana, afectado por la caída de su compañero Valverde, le sacó 36 segundos. A Richie Porte, cuyo nombre figuraba en muchos pronósticos como vencedor de la primera etapa, le quitó 35 segundos. Fabio Aru y Romain Bardet rodaron en tiempos parejos a los de Contador. El corredor italiano fue 40 segundos más lento que Froome y el francés, 43.

Sin embargo, y por si fuera poco, no solo Froome evidenció su estado de forma, sino que a las primeras de cambio el Sky puso sobre el tapete del Tour sus cartas, todo ases, una combinación de equipo con cuatro corredores entre los 10 primeros de la general. Y, entre ellos, situó líder a Geraint Thomas, el ciclista galés, llamado a ser junto a Mikel Landa, el gran protector de Froome en las etapas más importantes.

El Sky difícilmente defenderá el liderato de Thomas en la etapa que debe conducir hoy a los corredores de Alemania a Lieja, una jornada llamada al esprint. Ahora todos ya saben que el Sky no bromea con Vasil Kyrienka, tercero de la general, con el jefe Froome instalado ya sexto del Tour, y con el polaco Kwiatkowski (campeón del Mundo del 2014) en la octava posición.

El Movistar quedó tocado. El resto de escuadras dio la impresión que escogió no arriesgar bajo la lluvia de Düsseldorf. El Bahréin, equipo debutante en el Tour, al que acudió sin Vincenzo Nibali, perdió a su líder Ion Izagirre, el ciclista vasco que el año pasado corrió en el Movistar y que también se fue a casa por otra caída. Algunos tristes. Froome, feliz.