Rebeca Torres lleva casi toda su vida en el balonmano de Dominicos. Desde que tenía seis años jugaba en equipos formados solo por chicos. Por aquellos años las niñas que jugaban en este colegio a este deporte se podían contar con los dedos de una mano. Hoy tiene 21 años y todo ha cambiado. Hay 150 niñas en nueve equipos. La punta del iceberg es el Unizar Dominicos, que el pasado fin de semana aseguró la permanencia en la División Plata tras su fantástica victoria en casa del Puchi de Ibiza (23-31). Rebeca es uno de los puntales. «No era un partido fácil tras un largo viaje y jugar con el cuarto. Ganar fue un subidón», reconoce.

El éxito de Unizar Dominicos, que juega hoy en casa frente al Mataró a las 18.00 horas, es la fuerza del equipo. «Aquí no tenemos una jugadora clave. Cada una aporta y no hay una figura más destacada que otra. Todas somos importantes», dice la lateral derecha. «Es una satisfacción que el equipo de toda tu vida permanezca en una categoría semiprofesional».

David Vergudo, el entrenador del equipo, es uno de los responsables de este pequeño milagro. El primer año en la categoría fue duro para Dominicos. «Estaban un poco acomplejadas. Ahora plantamos cara a cualquiera», dice. Además han tenido que reponerse de las lesiones de Sandra Salvador, Nerea Remírez y María Gracia y el martes Claudia Gracés tuvo un mal gesto en la rodilla. «Esto nos ha obligado a tomar responsabilidades. Sandra era la máxima goleadora de lejos y otras jugadoras han tenido que asumir ese papel». El equipo tiene una líder que es Mari Luz Bernal. «Pero todas tienen su parcelita. Andrea Loscos es la más joven, pero la máxima goleadora y se echa el equipo a la espalda. Hay niñas en el vestuario que tienen peso». Verdugo llegó al banquillo en noviembre. «Algo espero haber aportado, principalmente un poco de orden defensivo. Este equipo tiene muchas virtudes. Son tías super trabajadoras, muy currantes y les gusta competir», valora.

La lateral Ana Casedas afirma que el éxito es «fruto del trabajo de todo el año. Han aportado mucho las juveniles en la permanencia. Tenemos un juego muy de equipo, movemos rápido el balón para generar a nuestros extremos lanzamientos y Mari Luz arma el contragolpe. La defensa es muy dura y fuerte en el centro», dice.

Mónica Gómez llegó el año pasado desde La Jota. «Ya no tenemos la inseguridad del año pasado. Estamos muy unidas y la gente va cogiendo papeles importantes». Ahora llevan una racha de cinco triunfos de seis victorias. «Hemos tenido muchas bajas y nos hacemos más fuertes. El ambiente es una pasada. Entre todas nos llevamos muy bien», dice la extremo de 23 años.