Son 28 años los que separan dos imágenes. La más antigua es en 1990 antes de la salida de la Jaca-Sabiñánigo. Arropan a Eliseo Martín varios atletas del Centro Atlético Monzón que iban a correr ese medio maratón. Allí estaban José Pallarés, Fernando García, Javier Yerno, Celedonio García, Carlos Oriach y Juan Ramón Plana. El origen de ese grupo llegó bajo el impulso del binefarense José Antonio Adell. Aunque para el pequeño Eliseo el gran referente era otro. «Admiraba a Javier Yerno porque era un ganador», decía Martín, que 13 años más tarde logró el bronce en el Mundial.

La segunda fotografía es más reciente. Se produjo hace dos semanas. Fue en las pistas de Monzón. Con el castillo templario al fondo y junto a un obstáculo un grupo de fondistas celebran la medalla de plata de Pol Oriach en los Europeos sub-18 disputados en Hungría. Junto al campeón, que enseña su preciada medalla, están Armando García, Nuria Sierra, Noemí García, Jorge Jiménez y Paula Jalle. Los otros tres estaban en la foto de finales del siglo pasado. Fernando García, el técnico de Pol, Carlos Oriach, su padre, y Eliseo Martín, el ídolo local.

Nunca se hubieran logrado los triunfos de Eliseo Martín y Pol Oriach de no ser por un factor determinante. «La medalla la ha ganado Pol. Pero esto es una labor de equipo y todos ponemos nuestro granito de arena. Aquí se basa todo en la importancia del grupo de entrenamiento», explica Pol Oriach.

En el origen de ese bloque irrepetible puso la semilla Pep Adell en los años ochenta en un club con filosofía pistera y en el que su gran estrella era Javier Moracho, que adorna su historial con tres Juegos, como lo fue años más tarde Eliseo Martín. Ahora llegan las inevitables comparaciones entre Martín y Oriach. Y el padre de Pol ya esta mentalizado de esta situación. «No quiero que tenga esa presión. Eliseo es el resultado de muchos años a un nivel súper alto», explica Carlos Oriach, que reconoce que «Eliseo es nuestro referente de por vida y si quiero que se parezca a alguien, es a Martín. Será casi imposible. Pero lucharemos para eso y mucho más», añade.

La mejor manera que tuvo Pol para mentalizarse antes del asalto al título europeo en Hungría fue viendo la carrera de Eliseo Martín en el Mundial del 2013. «La vi para motivarme. Fue una carrera loca, rara», explicaba Pol tras ser segundo de Europa.

Pol está tranquilo con su progresión y, pese a sus 15 años, tiene muy claras las cosas. «De momento no tengo nada que ver con Eliseo. Él es muy grande, muy humilde, nunca ha fardado y me da consejos. Además es el que mundialmente ha pasado mejor los obstáculos. Los kenianos los saltan muy mal», afirma Pol.

La filosofía de la vida ha cambiado mucho. Cuando Carlos Oriach estaba en la flor de su vida deportiva compatibilizaba el trabajo con los entrenamientos. «Comencé en la escuela de la Litera y en cadetes me fui a Monzón. Lo tenía claro puesto que esta localidad es una máquina de atletismo. No necesitamos más con el entrenador y las instalaciones que tenemos. Bajaba a Monzón, me despejaba del trabajo y nos lo pasábamos muy bien. Esos años Javier Yerno era todo en el club. Ahora los padres somos muy exigentes y nuestros hijos tienen que ser universitarios porque del atletismo no se vive. En mi cabeza está que Pol estudie en Lérida y se entrene en Monzón. Por mi parte se quedará en Albelda. ¡Del pueblo no se moverá!», exclama convencido Carlos Oriach.

Además, él tiene como orgullo ser uno de los tres únicos altoaragoneses en haber bajado de los nueve minutos en los 3.000 obstáculos. «Los otros dos son Eliseo Martín y Víctor Puyuelo. Esa carrera fue en Monzón y me tiró hasta el final Eliseo». Con los años Oriach tuvo tres hijos. Son Carla, «le gusta más bailar y cantar que correr», confiesa su padre, Abel, el pequeño de la casa, que practica atletismo en Binéfar, y Pol. «Con cuatro años se apuntó a la carrera de la ermita de San Jorge en Albelda. Es el 16 de agosto. Al que gana le dan un conejo. Ya entonces se le veían trazas». En la escuela del Monzón no destacó siendo infantil. «Aquí no se buscan resultados cuando son críos. Pero de cadete me vio a mí y conoció los obstáculos». Hasta el año pasado lo entrenó Ricardo Verdugo. Este lo lleva Fernando García, el técnico de Eliseo Martín. «No puedo tener más confianza que en Fondi. Lo vive y lo disfruta», reconoce Carlos Oriach.

Eliseo Martín vio la carrera de Pol por internet. «Fue muy inteligente en carrera y a falta de 600 metros tomó la determinación de irse para adelante a por la medalla. Tiene la fuerza para llegar con garantías a final de carrera». Martín cree que la progresión de Pol está garantizada. «Tiene un grupo que le apoya al cien por cien. Esto es fruto del trabajo diario. Tengo que ser para él una referencia de lo positivo que hice en mi carrera. El gran consejo que le puedo dar es que disfrute de cada momento», concluye el atleta olímpico.