—En su barrio de Itagüí es ídolo desde hace años. ¿Por qué?

—He estado en la selección de Itagüí y fuimos tricampeones en juegos departamentales. Luego llegó Leones al municipio de Itagüí y debuté como profesional. Ese año me fue muy bien, fui el mejor jugador de la B y el máximo goleador. Además, cerramos el año ascendiendo. Fue un triunfo muy bueno para mí, para mi familia y para Itagüí.

—¿Su fichaje fue una revolución en su ciudad?

—Sí. Fue muy bonito, me hicieron varias despedidas, con todo el mundo muy contento.

—¿No se queja de apoyo?

—No. Incluso al estadio iban siempre 20 o 25 personas de mi familia a apoyarme.

—¿Estudió diseño gráfico?

—Sí. Estudiaba de noche y tuve la oportunidad de graduarme.

—¿Dónde se veía trabajando?

—Estudié tecnología en diseño gráfico. Trabajé en la alcaldía un tiempo, pero luego lo dejé para enfocarme en el fútbol. Hacía edición de fotos, diseño de publicidad… Me gustaba mucho.

—¿No hace mucho tiempo entonces que descubrió que podía ser futbolista profesional?

—Lo del estudio fue porque entrenaba por las mañana y lo podía combinar con la noche, pero no quería perder tiempo de fútbol.

—¿En qué futbolista se fijaba de pequeño?

—En el delantero Aristizábal, que jugó en el Atlético Nacional y también tuvo un paso por España, por el Valencia.

—¿Es futbolero desde pequeño?

—Sí. A los 5 años mi madre ya me metió en la escuela de fútbol. Estaba todo el día con el balón por mi barrio golpeando puertas y carros (risas). Era mejor que me metieran a la escuela.

—¿Se ve distinto en Zaragoza?

—Sí. Cambia todo. La cultura, las costumbres… Pero estoy tranquilo y muy contento porque me he sentido muy bien acogido.

—¿Ha venido solo?

—Llega el domingo mi novia. Ya le he contado todo, le he enviado fotos… Está deseando llegar, además. Viene a estudiar.

—¿Qué sabía de Zaragoza?

—Cuando me contaron la posibilidad de venir a Zaragoza hace tres meses, me empapé de Zaragoza. Tuve la oportunidad de venir a finales de mayo para hacer los exámenes médicos y estuve en un partido en La Romareda, contra el Valladolid. ¡Esa hinchada! Fue impresionante.

—¿Ese día del Valladolid soñó con ser Borja Iglesias?

—Claro. Desde que puse el primer pie en La Romareda solo me imaginé haciendo muchos goles.

—¿Esa atmósfera también se vive en su país?

—No. El ambiente es más familiar. Aquí me pareció impresionante cómo reciben al equipo en el bus. En Colombia no se ve eso.

—¿Esperaba lo que encontró?

—Las instalaciones que tiene el Zaragoza en la Ciudad Deportiva no las tienen muchos clubs en Colombia. Se entrena en el mismo estadio normalmente. Acá uno tiene comodidades, privilegios, están muy atento de uno… Me siento a la perfección.

—¿Siempre fue delantero?

—Delantero o extremo.

—¿Cuántos goles ha metido en su vida?

—Imposible saberlo. No tengo la cifra. Solo sé que muchos.

—Viene de un familia humilde. ¿Pasó por momentos duros?

—Sí. Solo teníamos para pagar mi billete para ir a los partidos. Mis padres tenían que caminar unas dos horas y media para verme jugar. Hubo muchos sacrificios, nos cerraron muchas puertas y oportunidades que no salían. Estuvimos a punto de fallecer con lo del fútbol, pero todo llegó en el momento justo, en el momento perfecto. Ahora puedo ir dándole una mejor vida a mi familia.

—¿Quién puso más empeño en perseguir el sueño?

—Mis padres me apoyaron en todas mis decisiones y en lo personal fui yo el que siguió insistiendo. A pesar de que se me cerraron muchas puertas, siempre seguí entrenando fuerte, peleando cada balón. No perdí la fe.

—¿Tuvo dudas?

—Cuando iba a Italia estuve muy ilusionado. Me fui tras hacer una prueba para quedarme en La Equidad, un equipo de Primera de Colombia. Elegí irme a Italia a un equipo de cuarta división (Castiadas), pero pasó un mes y medio y no me dieron la visa. Me quedé sin nada. Fue un momento muy fuerte volver a casa así.

—¿Creyó que se acababa?

—Tomé una decisión mala. Me quedé sin equipo y volví sin dinero, sin nada que poderle dar a mi familia. Fue un momento en el que dije: ‘Hasta acá llego’.

—¿Cómo salió adelante?

—Llegué a Colombia a jugar en la Liga Antioqueña de filiales, en el Ditaires. Jugué un año, quedé máximo goleador y de ahí salté al profesionalismo.

—¿Qué quiere dar al club?

—Cumplir la ilusión que todo el mundo tiene y llevarlo a Primera División. Soñé una vez con Leones que podía ascender a Primera y lo logré. Otra vez quiero volver a soñar y conseguirlo en este equipo que es una familia.

—¿Ya le han dicho eso de que el Zaragoza es un equipo de Primera en Segunda?

—Sí. Es que tiene todas las condiciones de un equipo de Primera. La hinchada, la Ciudad Deportiva, todo…

—¿Ya ha entendido que el ascenso es una obsesión?

—Lo sé. Me pasa desde que puse el primer pie en Zaragoza. Acá no se piensa en otra cosa. Es el objetivo de todos los compañeros y lo que en realidad importa.

—Se interesó por el club y la ciudad antes de llegar?

—Sí. Empecé a ver vídeos en youtube del equipo y la ciudad. Me fui empapando de todo y cuando llegué acá me di cuenta de que era verdad todo lo que había visto, aunque lo que más me impresionó fue ver el estadio lleno.

—¿Sabe que habrá presión y que deberá adaptarse rápido al fútbol español?

—Sí. El fútbol es presión y solo queda trabajar duro, aprender lo máximo y dar el 100% en los partidos.

—¿No estuvo muy valiente en su presentación al decir que iba a marcar 20 goles?

—Sí, pero esa es la ilusión con la que vengo: trabajar fuerte y anotar el mayor número de goles posible para que el Zaragoza suba. Estuve valiente, pero para eso he venido, para marcar goles.

—¿Nota muchas diferencias en el trabajo?

—El técnico que tuve en Colombia había estado un tiempo en Europa y los trabajos de posesión de balón en espacios reducidos son parecidos, pero la velocidad cambia. Este es un fútbol más rápido. Cuando coges el balón ya tienes gente encima. Los primeros días me han resultado duros porque venía de dos meses sin tocar balón, pero poco a poco me voy a ir adaptando a todo. Son muchas cosas: el nuevo balón, la alimentación, el horario… Apenas llevo 15 días en España. Con el paso de los días iré mejorando seguro.