Gijón es una ciudad conmocionada y sumida en el llanto por la muerte de Enrique Castro Quini, fallecido el martes tras sufrir un ataque al corazón. El impacto por la desaparición de un gran delantero y, sobre todo, de una figura irrepetible por su gran humanidad y humildad mantiene a los gijoneses en estado de shock. Desde que ayer al mediodía se instalara en El Molinón la capilla ardiente con los restos del exmítico jugador, miles de personas quisieron despedirle. Por la tarde tuvo lugar el funeral con las tribunas del campo abiertas al público. Mientas, en cada estadio donde se celebraba parte de la jornada de Liga se guardó un emocionado minuto de silencio.

El fútbol español lamentó su pérdida y reaccionó de manera inmediata para mostrar su pesar, lo mismo que una ciudad que tenía en el exjugador de 68 años un referente, tanto en lo deportivo como en lo personal y que quiso despedirse del Brujo. No lo o evitaron ni las inclemencias del tiempo, como la pertinaz lluvia, ni cualquier otro aspecto que impidiera estar presente en El Molinón, desde ayer rebautizado con el segundo apellido de Enrique Castro Quini e inundado de múltiples coronas de flores.

Desde primera hora de la mañana los aficionados esperaron en el estadio la llegada del féretro. La puerta 9, el número que lució Quini, estaba llena de flores, mensajes y velas. Por ahí desfilaron exjugadores, amigos, miembros de distintos partidos políticos y la alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, cuyo consistorio decretó tres días de luto. Hasta el presidente del Parlamento Europeo elogió la figura de Quini. «Era un gran futbolista y mejor persona», declaró el italiano Antonio Tajani.

También se dieron cita en El Molinón los capitanes del Oviedo, el gran rival del Sporting, así como su entrenador, José Antonio Anquela. «Me enviaba el primer mensaje cada vez que el Oviedo ganaba. Todo eso habla de lo grande que era como persona», declaró el técnico ovetense. «Quini es la definición de grandeza, de esas personas que te marcan», apuntó Jorge Menéndez, presidente del Oviedo. En la Plaza Mayor, las banderas de la ciudad ondeaban a media asta y se guardó un minuto de silencio.

Por la tarde, el funeral celebrado en El Molinón congregó a buena parte de los representantes de clubs de Primera y Segunda, así como al secretario de Estado para el Deporte, José Ramón Lete, y exjugadores como Luis Enrique o Carrasco. Especialmente emotiva fue la salida del féretro con los restos de Quini, transportado por jugadores veteranos como Joaquín, Ablanedo, Redondo, Cundi o Uría, entre los aplausos de las cerca de 14.000 personas que se dieron cita en las gradas. Desde allí se escuchó el grito de «ahora, Quini, ahora», con el que se animaba al delantero en los encuentros del Sporting.

Las reacciones tras la muerte de Quini fueron múltiples. Como la de Maradona, con el que el Brujo coincidió en el Barcelona. El astro argentino le define como «un hombre excepcional y un goleador de los que ya no quedan». «Me ayudó mucho cuando llegué a Barcelona. Recuerdo que jugábamos mucho al tenis en nuestro tiempo libre. Espero que descanses en paz», escribió El Pelusa en Facebook.

Entrañable fue también el emocionado recuerdo de David Villa, muy amigo de Quini, del que recibió muchos consejos. «Recuerdo que me pediste que algún día fuera mejor delantero que tú y te pido perdón por no haberlo conseguido», apuntó el delantero asturiano. Abelardo Fernández, asturiano y actual técnico del Alavés, manifestó que Quini era en Asturias «lo que Maradona en Argentina».