--El Eibar, un recién ascendido y el presupuesto más bajo de Segunda, es líder tras 32 jornadas. Lo suyo es una gesta.

--Casualidad no es. Se puede hablar de ella en unas jornadas, pero después de tanto tiempo ahí, solo se justifica en que el equipo ha hecho las cosas bien y está arriba por méritos propios. No hay secretos, solo el trabajo. Tenemos la base del año pasado, nos conocemos bien. Ese bagaje con un grupo de casi dos años es importante y ayuda mucho. Y los que han venido nuevos se acoplaron bien. Empezamos la temporada a buen nivel, manteniendo la dinámica de la pasada y los resultados han venido rodados.

--¿Y qué culpa tiene el míster?

--Pongo mi grano de arena, pero los máximos responsables son los jugadores. Intento imponer unas ideas, un estilo, y mi suerte es contar con buenos futbolistas para llevarlo a cabo.

--Son el equipo menos goleado. En 11 partidos de la segunda vuelta recibieron solo 3 tantos.

--Esa solidez atrás es vital. Somos un recién ascendido y tener en esta categoría partidos de ida y vuelta y sin rigor defensivo para nosotros sería del todo impensable. Partimos de esa organización, de ese espíritu de bloque. Sin ellos es imposible subsistir en esta Segunda.

--¿Desde cuándo miran al primer ascenso a la élite en toda la historia del Eibar como una posibilidad real?

--Es que no nos hemos parado a pensar en eso. En esta categoría hay muchos equipos que se imponen metas, sobre todo para subir cuando ni siquiera ha empezado la temporada, sin saber cómo están ellos ni los rivales. Eso hace que los nervios en otros sitios no tarden en llegar. Nosotros miramos poco la tabla, nuestro objetivo es el siguiente partido. Y nos va bien.

--La amenaza para ustedes es esa ampliación de capital a la que están obligados. Si no la llevan a cabo antes de agosto, bajarían a Segunda B.

--Es el mayor atropello que ha habido en el fútbol español en 50 años. Es que el Eibar no debe un euro a nadie, estamos peleando contra clubs que tienen deudas enormes, increíbles, y ahora nos obligan a esa ampliación de capital. Si ya en esta Liga por nuestro presupuesto tenemos desventaja, con esta losa de ver qué puede pasar, todavía más.

--¿Que les transmite el club? --Que están trabajando y que creen que lo sacarán, pero fácil no va a ser. Hay que reunir una cantidad enorme, 1,7 millones, que es muchísimo dinero. La preocupación de todos es evidente, pero tratamos de abstraernos.

--El curso pasado el Eibar vino a Zaragoza a jugar contra el filial. Menudo cambio, ¿no?

--El cambio es de los dos, del Zaragoza y nuestro. Mire, en la alineación que sacamos contra el filial y en la de esta semana va a haber hasta ocho jugadores que coincidan. Nuestro equipo ha variado poco. Ha cambiado el contexto, que nos van bien las cosas en Segunda y que el Zaragoza bajó, claro. Para el Eibar ir a La Romareda y jugar contra el Zaragoza es un privilegio.

--¿Cómo ve a su rival?

--Ha vivido problemas, pero tiene capacidad y potencial para ganar muchos partidos en cuanto coja la racha. Hasta ahora no ha sido capaz, pero los jugadores los tiene y lo lógico es que haga un buen final de temporada y que mire hacia arriba.

--Aquí, sin embargo, hay temor a bajar a Segunda B.

--No sé si hay motivos para ese miedo, pero cuando han pasado 32 jornadas da igual el nombre, que seas el Zaragoza, el Eibar, el Alcorcón o la Ponferradina. Son los equipos los que tienen que sumar puntos en el césped. La categoría está muy igualada y cualquiera puede jugar la promoción o terminar bajando. La lógica dice que irá hacia arriba, pero eso hay que demostrarlo.

--El Zaragoza es el segundo presupuesto de la categoría.

--Eso es lo bonito del fútbol. Si fuera por presupuesto nosotros estaríamos descendidos hace semanas... El dinero no lo es todo, nosotros somos un buen ejemplo de ello.

--¿Cree que el Zaragoza ha cambiado con Víctor Muñoz?

--Lo vi en directo contra el Deportivo. El Zaragoza no ha dado con un once claro por lesiones, cambios de estilo, de dibujo y ahora de entrenador. No dio con la fórmula. Quizá el sello de identidad de Víctor es ganar en intensidad. Pero miro a mi equipo, es lo único que me preocupa, y trataremos de hacer las cosas bien y de imponer nuestro juego. Vamos con esa ilusión de sacar algo positivo allí, que será difícil.

--¿Ha hablado ya con Ander Garitano, con su tío?

--Lo veré antes del partido seguro, pero hablo con él todas las semanas, aunque no del Zaragoza. Tampoco le preguntaría nunca nada, porque él quiere muchísimo a ese club. Hablamos de otras cosas.

--Él se marchó dolido el verano pasado del Zaragoza.

--No me gusta opinar de eso, pero sí sé que él estuvo a gusto allí. Siempre se deshace en elogios al equipo, al honor de vestir esa camiseta. Pasó lo que pasó, salió del club, pero lo que queda siempre, es la entidad. Las personas son pasajeras.

--Su padre, Ángel, fue ayudante de Mané y su tío Ander solo estuvo ocho días de técnico del Zaragoza. Usted supone, pues, la reivindicación de los Garitano como entrenadores...

--(Sonríe) Todavía soy muy joven. Tengo 38 años y solo llevo 5 de entrenador. Me han ido bien las cosas y he subido rápido, no me puedo quejar. Ellos me aconsejan y me ayudan, pero cada uno hace su camino y yo intento seguir el mío.

--Ander perdió el tren en aquellos ocho días como entrenador del Zaragoza en la 07-08...

--Fue algo personal. Si se le escapó o no un tren al dejar el equipo lo debe valorar él, yo no soy quien para hacerlo.