Tan espectacular como contundente. En 65 minutos, cediendo solo dos juegos. Una victoria exprés para entrar lanzada a la final de Wimbledon dos años después de jugar la primera. Garbiñe Muguruza volverá a optar a un título que en el 2015 se le escapó ante Serena Williams. Entonces todo era un sueño. «Era un manojo de nervios», decía ayer. Una niña viviendo un cuento de hadas. Esta vez, no. Muguruza sabía lo que buscaba y no dejó que se le escapara. La eslovaca Magdalena Rybarikova lo pagó encajando un doble 6-1 y Muguruza lo celebró con alegría controlada. «Ha sido un gran logro», dijo. La española sabe que aún hay trabajo por hacer. El sábado (14.00, Movistar+) queda el último esfuerzo.

En la final se encontrará de nuevo con otra Williams, Venus, que a sus 37 años está viviendo una segunda juventud, y que derrotó a la británica Johanna Konta por 6-4 y 6-2. Será la novena final que dispute la mayor de las Williams en Wimbledon, donde ha ganado en el 2000, 2001, 2005, 2007 y 2008. «Estoy emocionada por volver y me encantaría suceder a mi hermana este año», manifestó la estadounidense.

No piensa lo mismo Muguruza. «En la lista de campeonas hay demasiadas Williams. Ya va siendo hora de poner un nuevo nombre», bromeó cuando le preguntaron por el palmarés del torneo.

No habla por hablar. Ante Rybarikova dio otro recital: el 74% de puntos con el primer servicio, 22 golpes ganadores y solo 8 errores. Un juego con el que desbordó y desesperó a su rival, que confiaba en «el milagro», tras una remontada espectacular desde el puesto 453 mundial, tras dos operaciones en la rodilla y la muñeca el año pasado, hasta las semifinales de Wimbledon.

Ribarykova ganó a Muguruza en el 2015 sobre la hierba de Birmingham, pero enfrente tenía a una jugadora muy diferente. «Ahora me siento más fuerte, antes tenía muchas cosas en la cabeza, ahora quiero hacerlo todo más simple, he evolucionado como tenista, he aprendido como jugadora. He conseguido amalgamar todo un poco y que todo encaje mejor», decía satisfecha.

Muguruza lo demostró en un escenario, la central de Wimbledon, donde aún no había podido jugar y se había quejado por eso. «Siempre quieres jugar en la central. Me gusta jugar en estas pistas y ahora volveré a hacerlo el sábado», lanzó como reivindicación, sin querer entrar en polémicas. «Ahí lo dejo».

LOS DUELOS CON VENUS / Sabe cómo encarar el duelo. Conoce a Venus. «Tiene experiencia y está jugando muy bien otra vez», destacaba Muguruza. En sus enfrentamientos anteriores la estadounidense la ha ganado tres veces, aunque en la última ocasión, este año en los cuartos de final del torneo de Roma, acabó su mala racha (6-2, 3-6, 6-2).

Los aficionados británicos confiaban en que Konta pudiera sorprender a Williams, pero esta disipó las dudas cuando arrebató el primer set a su rival rompiéndole el servicio. No hubo más emoción. Ahora Venus Williams tendrá la oportunidad de ganar el sexto Wimbledon y el octavo Grand Slam, nueve años después de conquistar el último (2008), precisamente en Londres. «No será fácil, pero intentaré dar el máximo para conseguirlo», prometió la jugadora más veterana en alcanzar la final desde que Martina Navratilova perdió el título contra Conchita Martínez en 1994. Un buen presagio.