Un gol de García Calvo en la prórroga dio el pase a los octavos de final de la Copa del Rey al Atlético de Madrid, que sufrió hasta ese minuto 115 ante un rival de Segunda que, en todo momento, persiguió la victoria.

El Gimnástic de Tarragona demostró desde que arrancó el juego que no estaba dispuesto a acongojarse ante la superior categoría del rival. Su arma fue la presión que impuso en todo el campo y que asfixió a unos jugadores poco acostumbrados a pelear tanto en el cuerpo a cuerpo.

La suerte no se alió sin embargo ni con unos ni con otros hasta la primera parte de la prórroga cuando llegó el tanto atlético, tras la ejecución de una falta, en una acción muy protestada por el técnico del Nástic, Luis César.