--¿Dónde está García Castany?

--Estoy en Girona, en mi ciudad. Aquí llevo un pequeño grupo de jóvenes rusos que en esta época del año vienen aquí a formarse. Les entreno por la mañana y por la tarde juegan en un equipo, en el Sants. De alguna forma ejerzo de tutor de ellos. Hemos hecho una pequeña escuela y de esta forma me mantengo un poco en activo con chicos jóvenes y les doy un poco de formación.

--¿También fue entrenador?

--Estuve entrenando hace unos años al Girona y a algún otro club, pero siempre dando prioridad a la carrera, al trabajo. Durante años he trabajado muchísimo en temas de extranjería y abogacía, no me puedo quejar.

--¿Sigue viendo fútbol?

--Sí. Ahora estoy muy en contacto con Molinos y con Cuartero. Me hace ilusión y de vez en cuando les ofrezco algún jugador que pueda ser interesante. Y le digo una cosa: el Zaragoza está en estos momentos en buenas manos, se lo digo con mucha sinceridad.

--¿Se refiere a Molinos, del que fue compañero en el Zaragoza?

--Sí, sí. A Molinos.

--¿Sigue al Zaragoza?

--Sí, claro. He visto los fichajes de este año y me parece que va todo por el camino correcto.

--¿Qué recuerda de aquella tarde-noche del 30 de abril de 1975 en que golearon 6-1 al Real Madrid con tres goles suyos?

--Con el tiempo se recuerda aquel partido como lo mejor, como también tengo en la memoria los tres goles que le marqué a Iribar o los dos que le hice al Barcelona. Para mí los tres goles a Iribar, cuando era uno de los mejores porteros del mundo, en un partido de Liga en La Romareda que ganamos 3-1 o 3-2 (fue en la 72-73, un 3-2 al Athletic), son inolvidables.

--Parecía difícil que alguien le igualara marcando tres goles al Real Madrid en La Romareda, pero Diego Milito lo superó logrando cuatro tantos en el 2006, curiosamente en otro 6-1.

--Efectivamente, se repitió el resultado. En mi favor he de decir que Diego es delantero y yo era centrocampista (risas). Es muy raro que un jugador de medio campo marque dos o tres goles.

--¿Cómo fueron aquellos goles?

----Si se ven los goles, dos de ellos los metí con la zurda y eso que yo era diestro. Y eso tenía su dificultad. Bueno, eso quiere decir que no tenía una pierna izquierda tan mala como yo pensaba (risas).

--¿Y aun así no lo recuerda como su mejor partido con el Zaragoza?

--Yo considero mejor partido el que le marqué tres goles a Iribar, o el que le hice dos goles al Barça (2-2 en La Romareda) ya en la época de Cruyff, el día que debutó Migueli.

--Llegó en el año 71 a Zaragoza para hacer el servicio militar y ya hizo el resto de su carrera en La Romareda.

--Contando las cesiones, había estado cuatro años en el Barcelona. Y cuando me tocaron las milicias, me tocó Zaragoza y el Barcelona decidió cederme. Justo ese año había bajado a Segunda. Fui, subimos y me quedé.

--¿Lo tuvo claro?

--Sí. Fui a hablar con Michels, que era entrenador del Barcelona, y le dije que me sentía a gusto en el Zaragoza y quería quedarme.

--¿Se puede decir que era un interior derecho moderno?

--Yo siempre he tenido la inercia de llegar al área, y así se lo transmito a los chicos que tengo la suerte de poder formar. En el fútbol no te puedes contentar con un trabajo determinado. Lo bonito es llegar y marcar. Hay que hacer un trabajo, organizador o defensivo, pero siempre con la opción de llegar a la portería rival. Yo, en cuanto podía, pisaba área.

--Le faltó la selección.

--Sí. El día del 3-2 al Athletic dijo Kubala (el seleccionador) que había ido a verme a La Romareda. Estuve convocado alguna vez, pero no tuve la suerte de ser un fijo.

--Coincidió con el inolvidable Nino Arrúa, piedra angular de aquel equipo de los 'zaraguayos'.

--Yo solo tengo palabras fantásticas para Nino, en el campo y fuera. Era un líder y un finalizador. Marcaba las jugadas, te guiaba... Fue un jugador extraordinario.

--Su personalidad trascendía lo que era el fútbol. Era un jugador genial, polémico, casi un divo.

--Le voy a decir una cosa: cuando tienes la suerte de tener un jugador así, aunque tenga un carácter especial, haces todo lo posible por unirte a él. Mire que yo tuve compañeros buenísimos pero buenísimos en el Barcelona, pero para mí es lo mejor que he visto. Lo digo sinceramente y con mucho orgullo.

--El 'Lobo' Diarte también es recordado como un futbolista estupendo en el Zaragoza. Fue un goleador que luego se marchó al Valencia en el mayor traspaso de la época en el fútbol español.

--Sí, claro. Otro tipo de jugador, pero un gran delantero. Tenía una gran zancada, una potencia tremenda, manejaba las dos piernas, buen cabeceador, desborde... Como delantero centro era ideal.

--En cualquier caso, formaron un Zaragoza inolvidable que jugó a un altísimo nivel varios años y era casi invencible en casa.

--Estuvimos dos años y medio sin perder ni un partido en casa, lo que ya demuestra bastante de lo que era ese equipo. Hoy en día eso es impensable. Éramos un equipo buenísimo, de los mejores, pero no levantamos ningún trofeo. Nos quedamos muy cerca. Hace poco estuve un día en el club y vi trofeos de distintas épocas y nosotros no aparecíamos por ningún lado. Es lógico. En la Liga quedamos un año segundos, otro terceros, subcampeones de Copa, dos años semifinalistas...

--Cuando algunos pensaban que podían aspirar a ser campeones de Liga, se encontraron en 1977 con un descenso inexplicable.

--Lo hemos comentado entre nosotros muchas veces. Tuvimos unos años muy buenos y luego nos pasaron varias cosas, pero sobre todo las lesiones. En esta época el equipo era muy corto en cuanto a jugadores. Planas, que era un pilar, se lesionó. Yo empecé a estar tocado del pubis y pasé dos veces por el quirófano... Todo esto se acusó y el descenso fue la consecuencia. Nunca vi mal ambiente, pero con los años hay que ir introduciendo jugadores de nivel que puedan ir arropando. Quizá fue lo que faltó.

--Un año después devolvieron al Zaragoza a Primera División con cierta facilidad.

--Sí. Sobrados. Lo celebramos con tiempo, con mucha diferencia.

--Ya era 1978, acababa de llegar Boskov y le quedaba fútbol, pero le llegó una lesión grave.

--Sí, la lesión me rompió. Yo confiaba mucho en Vujadin y en el poco tiempo que conviví con él, me di cuenta de que al equipo le podía ir muy bien. Me rompí la rodilla el 30 de agosto. Ese día que era mi cumpleaños lo pasé en la clínica.

--¿Ahí decidió retirarse?

--Allí ya vimos que la lesión había sido muy fuerte, que la operación no había ido bien y que me costaría mucho recuperarme. Había que tomar una decisión y lo que yo no quería era que el club me tuviera que pagar sin jugar. Así que decidimos hacer el partido homenaje y me volví a Girona.

--¿Ha mantenido contacto con el Zaragoza?

--Sí. Durante un tiempo estuve colaborando con el club visitando a peñas y ahora estoy en contacto con Nando Molinos y con Cuartero, y si veo algún jugador que puede ser útil, se lo ofrezco en las mejores condiciones.

--Al Zaragoza llegó procedente del Barcelona cuando era joven, igual que ahora está ocurriendo con otros jugadores. ¿Qué le parece esta política?

--Me parece fantástico. Los jugadores que están subiendo del Barça lo están haciendo con un nivel técnico fantástico. Allí hacen el fútbol soñado.

--¿Cómo ha visto al equipo los últimos años?

--Con preocupación. Ha acertado con el entrenador actual, estoy más de acuerdo con sus planteamientos. No estaba de acuerdo con los anteriores entrenadores, me pareció que no asumían lo que ha sido el Zaragoza de siempre, un equipo basado en la técnica. Querer hacerlo sin entrenadores con esa mentalidad es un error. Yo creo que este entrenador utiliza gente que sabe jugar, que intenta jugar.