De no haber fallecido en 2011, víctima de un tumor cerebral, Severiano Ballesteros hubiera cumplido hoy 60 años. Fue un hombre que hizo historia en el golf mundial y también en el Masters. El cántabro triunfó en el Augusta National en 1980 y 1983. Su memoria perdurará siempre y su legado pervive en la motivación que ha transmitido a los otros jugadores. Dos de ellos, el castellonense Sergio García y el vasco Jon Rahm, lucharon ayer a brazo partido en el llamado día del movimiento, la tercera jornada de las cuatro del Masters de Augusta.

García partía en el día como líder, empatado con los estadounidenses Charly Hoffman y Ricky Fowler y con el belga Thomas Pieters, con 4 golpes bajo par. El golfista español está jugando su 74º torneo grande y su 19ª aparición en el Masters, donde nunca ha pasado del cuarto puesto (2004). Pero, a sus 37 años, esa estadística negativa se puede truncar perfectamente hoy si García sigue jugando con la consistencia y solidez con la que lo ha estado haciendo en los tres primeros días. El español pasó por el ecuador de la tercera vuelta líder, con 5 bajo par, y no lejos del castellonense (con -2, entre los 10 primeros) tenía a Jon Rahm, el prodigio de 22 años de Barrika.

Charly Hoffman, líder en los dos primeros días, seguía arriba ayer, pero la competencia será feroz: Fowler, Spieth, Pieters, Rose, Scott, McGirt, Moore, Westwood, Schwartzel, Kjeldsen y Couples, entre otros, tienen todavía las opciones intactas.