Cuando Gary Neal activa el modo MVP los rivales tienen poco que hacer. Ni siquiera un equipo tan bien trabajado como el Obradoiro, que sabe cómo dejar siempre a sus tiradores en una posición franca a base de bloqueos para anotar 14 triples. El estadounidense lideró la sexta victoria del Tecnyconta con 36 puntos, la cifra más alta coseguida nunca por un jugador del club en la ACB, a los que añadió dos rebotes y tres asistencias para 33 de valoración. El mejor de la jornada por segunda vez esta temporada. Y el equipo, con Pep Cargol al frente, respiró aliviado no solo por reencontrarse con el triunfo (93-87), ni por quitarse lastre de encima, sino también porque el resto de resultados le sonrieron y ya ve el descenso a dos triunfos.

Gary Neal volvió a acaparar todos los focos con otra actuación para el recuerdo. Al contrario que en su primer MVP no fue un brillo concentrado en un lapso de tiempo sino que fue un goteo constante. Como la lluvia que no dejó de caer fuera del pabellón toda la tarde, los puntos del escolta de Baltimore fueron un sirimiri continuo de los que te calan sin darte cuenta. Uno tras otro fue anotando triples (con un excelente 6/9 se quedó a uno de igualar también el récord de un jugador del Tecnyconta en la ACB) o buscando acciones interiores, encestando o sacando faltas, siempre produciendo, siempre sumando hasta la victoria final. Imposible para el Obradoiro, al que no bastó su buen trabajo, inalcanzable para casi cualquiera.

El estadounidense está batiendo sus propios topes esta temporada y los del equipo. Su presencia ha elevado notablemente el nivel competitivo de la plantilla y es una garantía de espectáculo. Un jugador por el que merece la pena pagar la entrada. Y eso que llevaba algunos partidos algo difuminado, perdido en el maremágnum en el que se había convertido el ataque aragonés en las últimas jornadas. Ayer fue el que más jugó porque era lo que necesitaba el equipo. Su repertorio de recursos hizo inútil el trabajo que el Obradoiro intentó hacer sobre él. No es que estuviera mal ni poco defendido, es que cuando enchufa el modo MVP es indefendible.

Neal fue la estrella polar que guió al Tecnyconta y que hizo disfrutar a la grada, el mejor del partido y de la jornada. Pero en el equipo hubo otros que quisieron unirse a la constelación y que sustentaron al equipo camino del triunfo. Bo McCalebb puso intensidad desde el principio, tocando a rebato tanto en defensa como a la hora de correr en ataque, siendo el segundo máximo anotador del partido toda la tarde. Hasta que apareció Tomás Bellas, que se ganó a pulso su presencia en la pista con un gran último cuarto en el que llevó el control del partido con gran inteligencia.

Todos tuvieron su momento. Casi todos, en realidad, porque Blums volvió a hacer 0/3 en triples con una mala selección de tiro. El resto tuvo sus destellos, su momento de brillo. El equipo mostró una mayor tranquilidad que otros días y se esforzó hasta el final, sobre todo intentando mejorar su defensa. El partido se mantuvo parejo durante toda la tarde porque a cada genialidad de Gary Neal respondía una buena acción del Obradoiro. Moncho Fernández explota sus recursos de maravilla y hace jugar a su equipo con inteligencia y una brillante sencillez. Thomas, Sabat, Radovic, Navarro, Corbacho... todos anotaron de tres bien liberados, devolviendo todos los golpes que intentaba asestar el Tecnyconta. El conjunto gallego pudo perfectamente haber obtenido mayor premio, pero el Tecnyconta puso todo su empeño en que no sucediera y Gary Neal fue la garantía total para el triunfo. En el futuro los aficionados del Tecnyconta podrán decir que vieron jugar a Gary Neal. Y volverán a sonreír.