A última hora de la mañana del domingo acudió Eduardo Bandrés al Gran Hotel, donde estaban hospedados el Hércules y sus dirigentes, para saludar a Valentín Botella, vicepresidente del equipo alicantino. Les une una buena amistad porque ambos están en la junta directiva de la Federación Española de Fútbol y porque uno fue presidente del Zaragoza mientras el otro lo era del conjunto alicantino --en la 08-09 ambos equipos estaban en Segunda, como ahora y ellos ostentaban la máxima representación--.

El expresidente zaragocista y accionista también de la entidad no conocía la noticia y se enteró allí mismo por boca de Botella, que estaba viendo el final del partido Las Palmas-Deportivo, de que el Zaragoza había anunciado un día antes al Hércules que a su vicepresidente no se le permitía la entrada al palco de La Romareda por su polémica con Jesús García Pitarch, al que había llamado impresentable la semana pasada después del enfrentamiento que tuvieron cuando el actual director general zaragocista finalizaba su efímera etapa de un año como presidente del Hércules en junio del 2013.

Bandrés se mostró asombrado cuando Botella le contó, con pelos y señales, toda la polémica con Pitarch desde su génesis en el Hércules y no ocultó tampoco su incredulidad por la medida adoptada por el Zaragoza de no permitirle el acceso al palco.

El expresidente llamó entonces a uno de los consejeros del club, en concreto a Francisco Checa, para confirmar que era verdad esa decisión y para ver si se podía hacer algo para dar marcha atrás. No fue una mediación como tal, pero sí un intento de que las aguas fueran por un cauce de más normalidad y que hubiera representación de la directiva del Hércules en el palco, ya que por entonces el club alicantino tenía decidido que Carlos Parodi, su presidente, no iba a acudir al mismo por esa prohibición al vicepresidente. Desde el Zaragoza, donde se intentó a lo largo de la semana hasta en tres ocasiones que Botella rectificara, sin resultado, se le dijo a Bandrés que la medida estaba tomada por el Consejo de Administración del club y que ya no se iba a cambiar.

Bandrés se marchó del hotel alrededor de las dos de la tarde, todavía sorprendido con la medida. Botella, por su parte, acudió antes del partido para comprar por 35 euros una localidad, lo mismo que todos los representantes del Hércules, para sentarse y ver el partido en Tribuna Cubierta y no en el palco.