La humildad es el rebufo que nunca ha perdido Sete. La victoria en Le Mans, la segunda consecutiva, ser primero en la clasificación del Mundial, no le ha cegado. El español celebró de forma apasionada el triunfo, como si fuera la primera vez, y no se olvidó en su festejo de los otros. En el podio, con la copa de campeón en la mano, miró hacia abajo y señaló a todo su equipo. "Esto es increíble. Hemos hecho un grandísimo trabajo y debo darle de nuevo las gracias a todo el equipo. He corrido con 38 grados de fiebre y el final ha sido muy duro", aseguró Gibernau.

En la carrera Sete sólo tuvo por delante a Carlos Checa, pero una vez superado su compatriota ya sólo tuvo que acelerar. "En las primeras dos vueltas he seguido a Carlos, le he estudiado y he podido pasarle usando toda la información que había acumulado", comentó el catalán. "Lo mejor de mí y de la moto está por llegar, y de esta carrera me quedo con haber entendido cuáles son nuestros puntos fuertes y en cuáles debemos mejorar", sentenció el subcampeón del mundo.

INCREDULO El otro campeón en Le Mans, Pedrosa, se pellizcaba sobre su moto. Vio antes que nadie la bandera a cuadros. No se lo creía. "No me esperaba ganar esta carrera, la verdad, y pensaba que se decidiría al final entre Porto, De Puniet y yo, pero he tirado marcando un ritmo y me han indicado desde la pizarra que tirara fuerte", señaló feliz el actual campeón del Mundo de 125. "Me siento privilegiado por estar aquí y muy contento porque el equipo ha trabajado perfectamente, nos hemos comunicado muy bien y la moto ha respondido francamente bien", confesó el piloto de Sabadell.

Carlos Checa, segundo en MotoGP, volvió al podio. Estaba eufórico. "Estoy muy feliz por volver al podio, había pasado mucho tiempo. Necesito seguir así, este resultado nos ayudará a mí, al equipo y a Yamaha. Me da confianza y además la temporada no ha hecho más que comenzar. Espero poder pronto luchar por ganar una carrera", explicó el veterano piloto catalán.