Todo comenzó hace cinco años gracias a la tozudez de Edgar. Tras pasar por el equipo de baloncesto adaptado buscó abrirse a otros horizontes deportivos. Quería jugar al rugby, ese deporte rudo, de contacto y con una atmósfera social marcada por los valores del compañerismo, pero que no contaba con un equipo en Zaragoza. Fruto de su persistencia, y multitud de llamadas, terminó por consolidarse el proyecto del CAI Zaragoza de Rugby adaptado. El vigente campeón de España en esta modalidad.

Ocho muchachos integran este batallón zaragozano, entrenado por Miguel Ángel Crespo, el preparador que instruye a este grupo de titanes que entrenan una vez a la semana bajo las ganas de disfrutar de la práctica del rugby. «Muchos tienen limitaciones físicas y resulta increíble ver jugadores que consiguen superarse para aportar más al juego. Como subir un poco más el brazo de lo que podían o frenar las ruedas con los antebrazos. El poder competir es un incentivo extraordinario para potenciar la ilusión. ¡Incluso hay jugadores que me han dicho de ponerse a dieta para competir mejor», relata el técnico.

La plantilla, compuesta por Edgar Escolán, Fernando Saz, Raúl Mercado, Alejandro Gastón, Saúl Salesa, Unai Gonzalvo, Roberto Flores o David Pérez, salió laureada del Campeonato de España tras vencer al Barcelona. Una de esas historias donde el pequeño se agranda para salir victorioso «El Barcelona compite en la Liga francesa y nosotros hacemos algún partido suelto. Pese a no competir tanto como ellos salimos campeones», dice Miguel.

Los partidos se desarrollan bajo la característica intensidad del rugby. Sus choques entre sillas resultan feroces. «Van con todo. Toman carrerilla y se chocan con virulencia». Muchas veces vuelcan de la fuerza, o incluso rompen su herramienta de combate. «Además una silla no es nada barata, de segunda mano cuestan cerca de 3.000 euros».

Todos los integrantes que dan forma al equipo están disfrutando de este logro, una de las caras bonitas del deporte. Aunque detrás del éxito siempre hay una larga estela de sacrificio y capacidad de superación. Así lo demuestran los muchachos del CAI, que ya cuentan en su palmarés con un título nacional. «Disfrutan mucho porque se sienten liberados y sienten los beneficios del deporte. Lo vivimos todo mucho, yo incluso me emocioné cuando ganaron la Copa de España, son unos gigantes».