Es inevitable. PAOK y Zaragoza evocan a una tarde de hace 28 años en Ginebra, a una final de Recopa, a una batalla campal, a un agravio, a una afrenta. Lo de este miércoles poco se parecerá a aquello, por no decir nada, pero el subconsciente lleva a aquella derrota tan recordada como los títulos de Copa y, quien más y quien menos, espera una victoria del Casademont que ayude a arrancar aunque sean unos milímetros de aquella espina clavada. El conjunto de Porfirio Fisac busca la que sería su cuarta victoria en la Champions League que le acerque a su objetivo de la clasificación para la siguiente fase. La cita es en el PAOK Sports Arena, inaugurado en el 2000, a partir de las 18.00 horas.

Poco queda de Ginebra en el partido de este miércoles, más allá de la memoria, porque ambos equipos son muy diferentes. Tanto, que el Casademont es otro club y el PAOK se reinventa tras años duros económicamente. Dejada atrás la gloria europea de los noventa, el club griego ha vuelto este año a una final de Copa pero la temporada 2019-20 no ha comenzado bien ni en la Liga ni en Europa. Hasta el punto que la entidad cesó el pasado 29 de octubre a Kostas Flevarakis y ha dado el puesto de entrenador a Kostas Charalampidis. Con el nuevo técnico el equipo compitió en Dijon y ganó al Brindisi, sumando así su primera victoria en el grupo después de cuatro derrotas.

El PAOK es colista del grupo D -en Liga no le van mucho mejor las cosas con dos victorias en siete jornadas- pero sus opciones de meterse entre los cuatro primeros y acceder a la siguiente fase de la competición pasan por hacerse fuerte en casa. Eso es lo que teme el Casademont Zaragoza, la necesidad con la que el rival llega al partido. El equipo aragonés, en cambio, lo hace más desahogado con tres victorias en cinco partidos pero con la exigencia de mejorarse a sí mismo y no ofrecer la imagen de la primera parte en Valencia.

Porfirio Fisac no podrá contar con Fran Vázquez, baja de nuevo por un problema muscular, pero recupera a Rodrigo San Miguel, aunque el concurso del zaragozano en el partido no está ni mucho menos asegurado. Además, el técnico podrá hacer debutar a Dylan Ennis, lo que palia en buena medida los problemas en el perímetro. Enfrente tendrá a un equipo típico de las competiciones europeas, plagado de americanos que ponen un elevado nivel físico.

«El PAOK tiene cuatro americanos exteriores con mucha capacidad de anotación y gente muy física en el interior y el cuatro que nos pueden complicar. Desde el cambio de entrenador están compitiendo mejor y se juegan sus aspiraciones de pasar», indicó Sergio Lamúa. Adam Smith es su gran referencia con sus 15,4 puntos de media por partido, pero no el único peligro. «Es su referencia en el juego ofensivo, con capacidad en el uno contra uno, que asume tiros y balón, pero no nos podemos olvidar de Lewis, Best, Wiggins, que es un jugador muy físico, que va bien al rebote porque puede hacer el tres y el cuatro. Además tiene dos pívots, Sarikopoulos y Knowles, grandes y con capacidad de rebote. Tenemos que jugar como equipo y respetarlos como equipo», añadió el entrendor zaragozano.

Los puntos del PAOK están sobre todo por fuera, en el base Smith y el escolta Lewis (12), mientras que Wiggins es su mejor reboteador con seis capturas por jornada, aunque Knowles (5,8) y Sarikopoulos (5,6) andan muy cerca. Como el Casademont, es un conjunto con poco acierto desde el 6,75 (27%) y es el que peores números presenta en el grupo. No obstante, el equipo aragonés sabe que el exceso de confianza es siempre un enemigo y que necesita dar su mejor versión juegue donde juegue para tener opciones de victoria.