Dieciocho años después, el Atlético de Madrid ha vuelto a conquistar la Liga tras empatar con un tanto de Godín en el Camp Nou frente a un Barcelona que culminó su particular annus horribilis con una tímida actuación que resume lo que ha sido su temporada. Además, Gerardo Martino anunció su marcha del equipo catalán en la rueda de prensa posterior al encuentro. El Barça se adelantó en el marcador por medio de Alexis Sánchez, pero el Atlético puso más ímpetu y creyó más. Ya se sabe más allá del fútbol está el corazón, algo a lo que el Barça nunca apela, porque históricamente los azulgrana tienen que ser los mejores sin discusión para ganar.

Y ayer, como en la parte final de la temporada, el mejor equipo fue el Atlético, que se sobrepuso a las lesiones de Diego Costa y de Arda Turan y demostró que el coraje muchas veces puede ser el principal argumento. El Barça salió con Cesc y sin Xavi; el Atlético, con el guión previsto, aunque en 22 minutos algo cambió debido a las lesiones de Costa y de Arda, que dejaron el terreno de juego por Adrián y Raúl García y trastocaron los planes del Atlético. No obstante, los de Simeone habían trabajado con esmero el partido.

De hecho, fue un calco de los otros cinco jugados esta temporada, pero el Barça no había aprendido nada de esas experiencias, porque volvió a caer en los mismos errores. Sucumbió a la presión de los colchoneros, no tuvo nunca control de la situación y cayó en la trampa de un Atlético que le obligaba a centrar balones desde la banda, especialmente por parte de Alves. El Barça no creaba y sufría más su propia ansiedad que el asedio del rival, pero todo cambió en una jugada. Una acción entre líneas entre Cesc y Messi, que cedió con el pecho a Alexis. El chileno empalmó de primera y el balón entró por la escuadra de la meta de Courtois, en el que podía haber sido el gol de su carrera. Antes de esa oportunidad, Pedro, Alexis y un remate de Adriano habían sido los únicos argumentos locales.

El Atlético, solo preocupado por defender y presionar, apenas se acercó a la meta contraria, aunque en el cuarto de hora anterior al descanso lo fió todo a su juego aéreo. Con el tanto por fin el Barça tenía el escenario que había soñado en alguno de los partidos con los de Simeone: adelantarse en el marcador. Se serenó su fútbol y el Atlético tuvo dudas, no se le veía con ímpetu para irse hacia adelante y, además, le faltaban argumentos ofensivos. Sin embargo, en los últimos cinco minutos del primer tiempo, hasta cinco saques de esquina pusieron en algún aprieto al Barça.

La salida del segundo tiempo fue fundamental. Los atléticos salieron con más ambición. En un minuto Villa había rematado al palo, en el 48 Adriano se anticipó al delantero asturiano cerca de la meta de Pinto y en el minuto 49, Godín, a la salida de un córner, equilibró el partido y puso la Liga del lado de su equipo.

Con el 1-1, el Atlético ya tenía el trabajo hecho y por eso volvió a refugiarse en su área. Entró Neymar por Pedro en el minuto 62 y dos más tarde Messi marcó un tanto anulado por Mateu Lahoz por fuera de juego. El ritmo del partido ya era del Barça, pero su fútbol era plano. Necesitaban los azulgrana un golpe de genio. Martino puso en juego a Xavi en el último cuarto de hora y poco después Piqué ya estaba de delantero centro. Pero la suerte estaba echada desde aquel remate de cabeza de Godín.

Se llevó la Liga el Atlético con una generación de futbolistas que será recordada como aquella que lideraron Pantic, Caminero, Simeone, Molina o Penev y que aspira a subir un escalón más en la gloria del fútbol si es capaz de ganar la semana que viene la Champions en Lisboa. Para el Barça no queda consuelo. Toca borrón y cuenta nueva.