El PSG se paseó ante el Girondins de Burdeos (6-2) y Neymar paseó su jerarquía. En el minuto 5 hubo una falta directa y el astro brasileño la lanzó. Cavani ni se la discutió. Y bien hecho. Neymar metió un auténtico golazo. Primer tanto del partido. Neymar le regaló poco después el 2-0 al uruguayo. Y en la recta final de la primera parte, el árbitro señaló un penalti. Cavani desapareció de plano y Neymar engañó al portero para anotar el 4-1. Había dicho el brasileño que las discusiones sobre las penas máximas ya se habían resuelto y así fue: a su favor.

Fue un partido loco en cuanto a goles, en el que el rico equipo parisino arrolló a su contrincante. A falta de misterio con el resultado, la atención se centró en la convivencia sobre el campo de Neymar, Cavani y el resto del equipo. Por la gestualidad ofrecida sobre el césped, los malos rollos parecen resueltos. Los dos delanteros se abrazaron con generosidad, no solo por cumplir como pareció en el triunfo ante el Bayern en la Liga de Campeones.

Kylian Mbappé, la última estrella del PSG, marcó el sexto tanto de los parisinos, pero aparte del tiro de falta de Neymar, el más bonito de los seis goles fue el que marcó el alemán Draxler, el 5-1, que golpeó de volea a la red un pase certero de Mbappé.

El PSG es líder en solitario tras el empate del Mónaco el viernes. El Girondins se mantiene en tercera posición.