Resulta difícil entender el amistoso de ayer, una prueba para la que el Zaragoza se metió entre pecho y espalda casi 500 kilómetros para jugar ante un modesto enemigo, que no encajaba ni con calzador en el diseño de la pretemporada de Víctor Muñoz. Es mucho el salto que hay entre el Marsella, el Benfica o el Lyon con el Wöhlen de la Segunda suiza en un campo más propio de Regional y ante no más de 200 personas. Al margen de las excelentes salchichas que se vendían --casi ningún futbolista se resistió-- pocas conclusiones pudo sacar el técnico zaragocista de esta prueba sin fundamento, en la que como era de esperar su equipo, que jugó a medio gas por lo discreto del escenario y el riesgo de lesiones, estrenó el casillero de goles y sufrió más de la cuenta para hacerlo con el de las victorias.

De todas formas, no resulta extraño que al Zaragoza al final le saliera algo mal en este stage cuando las fechas y los amistosos se definieron sobre la bocina. De hecho, esta cuarta prueba no lo hizo hasta el pasado jueves y se acabó por recurrir a un modesto rival para cruzarse en autobús media Suiza ante el evidente malestar de la plantilla. Sin duda, un pésimo colofón a esta concentración que finaliza hoy.

El dominio zaragocista fue claro en los primeros minutos. No podía ser de otra manera por la diferencia de nivel entre uno y otro equipo y pese a que el Wöhlen está a una semana de iniciar la Liga. Las ocasiones se sucedían en la meta de Felder, que tuvo trabajo extra con Cani y Villa. De una combinación entre ambos nació el primer gol de esta pretemporada, obra de El Guaje , en unos 45 minutos iniciales en los que también destacaron Galletti y Zapater. Sin embargo, el equipo de Víctor se durmió en los laureles, dejó que el rival creciera hasta anular su dominio para acabar empatando por medio de Schultz.

La segunda parte mantuvo las constantes. El Zaragoza se sentía superior y no vio la necesidad de apretar el acelerador, mientras el Wöhlen resistió con la vergüenza torera de los débiles, pero con cada vez menos fuerzas. Camacho, de disparo desde la frontal, Lafita, a pase de Pina, y Drulic, por partida doble, primero de penalti y después a envío de Oscar, desnivelaron el marcador en una segunda parte con más ocasiones, pero igual de aburrida. Ningún fundamento en la prueba, salvo las salchichas, claro.