Hizo el partido perfecto ante España, por lo que resultaba casi utópico que pudiera mantener ese nivel. Resultó decisivo ante Marruecos aprovechando un saque de esquina para firmar un imponente cabezazo. En los 180 primeros minutos del Mundial, la estrella del Real Madrid había hecho cuatro goles y de todo tipo y condición. Luego, como es obvio, bajó ante Irán, a pesar de que su insistencia no decreció: cinco remates, tres a puerta, uno interceptado y otro fuera.

Pero ya no irradiaba ese aire de delantero iluminado capaz de derribar cualquier muralla como en las dos noches anteriores. Aunque no tenga esa luz, él nunca se rinde, obcecado como anda en llevar a Portugal al paraíso que ya conoció cuando conquistó la Eurocopa de Francia hace dos años.

Esos cuatro goles han sido, sin embargo, superados por el inglés Kane, que lleva cinco. Ahora, Uruguay se erige en el nuevo obstáculo en un hipotético cruce con Messi si este gana a Francia.