Explica Carlos Retamar, capitán del Ríos Renovables en la inolvidable Copa de España que concluyó ayer en Madrid, que es difícil interpretar la mezcla de sensaciones que deja una derrota tan honorable como la del sábado frente al Jaén. El orgullo no endulza el sabor amargo, aunque deja un regusto que da para pensar que este equipo, este club, tiene un futuro que pelear más allá de la monótona permanencia. «Es importantísimo que hemos enganchado a mucha gente. No hay palabras para describir las muestras de cariño. Hay que mantener el ambiente de estos días e ir a por la Copa del Rey y los playoffs», dice el estupendo jugador del equipo zaragozano.

La reflexión de Retamar no es solo cuestión de vestuario, ni tiene que ver con la hermandad que han vivido estos días en torno al WiZink Center. Coincide con él su presidente, José Ramón Moreno, en una visión más institucional pero igual de positiva: «A pesar de llevar muchos años, nos consideramos un club joven y pensamos que esto nos puede servir para madurar como institución. Debemos aprovechar esta inercia para intentar hacer algo realmente importante en el futuro. Hay que quedarse con lo bueno de esta Copa, que ha sido muchísimo. Estamos superorgullosos del equipo y de dónde hemos llegado. Es inimaginable la cantidad de muestras de cariño que nos han llegado y con eso nos quedamos. El equipo está con muchísimas ganas de hacer historia y lucharemos por que eso sea posible».

El último golpe, con esa derrota que nadie imaginaba a minuto y medio del final, deja lecciones además de dolor. «Estamos tristes, es un palo tremendo. Todos los que formamos el club llevamos mucho tiempo soñando con que llegue el momento de una final, algo que no hemos hecho nunca. Lo teníamos a un minuto de distancia y lo merecíamos. El viernes habíamos sido capaces de tumbar al Barcelona con nuestras armas cuando el resultado no entraba en ninguna quiniela. El partido del sábado fue totalmente nuestro, excepto el primer minuto y el último. Se sabe la máxima del deporte, que el que perdona la paga. Nosotros lo pagamos carísimo después de sacar del partido al Jaén y a su afición del repaso que les estábamos dando».

Retamar, que jugó dos partidos fabulosos en Madrid, se siente ahora responsable en parte del futuro próximo, del compromiso que deben transmitir los veteranos. «Han sido 20 personas completamente volcadas, un grupo de amigos, una familia que soñaba con una final de Copa que era impensable cuando íbamos a Madrid. Hemos creado un ambiente del que vamos a salir reforzados y que nos va a servir para lo que queda de temporada. El objetivo de los mayores del vestuario, como Arturo, Víctor o yo, tiene que ser mantener el espíritu de estos días en la Copa, que todo el mundo se vea implicado, que todo el mundo sume. Todavía nos quedan muchas cosas por vivir. Por ejemplo, la semifinal de Copa del Rey. Ahí tenemos la revancha. Va a ser un partido muy especial para nosotros».

Se diría que el impacto fue más duro porque en la plantilla existía el convencimiento de que esta vez sí era posible. «Traje ropa para tres días, solo me faltó uno», cuenta con sorna Retamar. «Lo del Barcelona ya era muy complicado y lo conseguimos haciendo nuestro partido. Ante el Jaén fuimos superiores en todo, físicamente también. Bueno, en todo menos en el 5 para 4». Ahí murió el Ríos Renovables en la Copa de España y comenzó a germinar el futuro: «El golpe es durísimo. Desgraciadamente, me han tocado vivir bastantes momentos complicados, con lesiones y demás, pero fue algo que nadie se esperaba. Esto no es el Interviú o el Barça, aquí los éxitos llegan pocas veces. Pero he de confesar que lloré más después de ganar al Barça en cuartos que después de perder ante el Jaén». Esas lágrimas de las que habla, las del viernes, son las que quieren repetir.