La fortaleza como local es una de las premisas innegociables para todos aquellos equipos que quieran opositar a los puestos de privilegio. La mayoría de entrenadores de la categoría tratan de obtener resultados en función de la clásica media inglesa; lo primero es sacar los puntos de casa y después hay que tratar de arañar triunfos como visitante. Raro es el caso de un club que logre asaltar las posiciones de ascenso sin protagonizar una continuidad victoriosa ante su público. Este aspecto ha sido un auténtico torpedo para los intereses del Real Zaragoza, ya que su clásica irregularidad como local ha lastrado las aspiraciones del club blanquillo durante estos años. Especialmente durante el curso pasado.

Hay que remontarse hacia mediados de abril para rememorar el último triunfo del conjunto blanquillo en La Romareda. Fue ante el Mallorca (1-0) y desde entonces no se ha podido brindar una victoria a La Romareda. Fue en la Copa del Rey donde la afición pudo presenciar esas dos victorias a modo de antesala a lo que puede acontecer en las próximas jornadas si la propuesta del técnico vasco germina como se espera. Por el momento, el conjunto dirigido por Natxo González no ha logrado transformar las prometedoras sensaciones en puntos dentro del templo blanquillo. Pero de sensaciones no se asciende, solo los triunfos te permiten rubricar ese ansiado objetivo por el que se trabaja con ahinco. Es en La Romareda donde se debe cimentar el grueso de los puntos del club aragonés. El año pasado, solo se lograron ocho victorias en el municipal, un aspecto que evidenció una de las grandes grietas que hizo naufragar el proyecto zaragocista.

Los equipos que años atrás acabaron certificando su ascenso a Primera lograron hacer de sus estadios auténticos fortines donde lograban vencer con contundencia y regularidad. El Leganés únicamente perdió dos encuentros en Butarque, ante Tenerife y Huesca. Una derrota más que los madrileños sumó el Girona, que atravesó una exitosa racha de ocho victorias consecutivas en Montilivi, algo que, según el entrenador Pablo Machín supuso un salto cualitativo que les permitió alzarse a lo más alto. El Getafe también hizo valer esa verdad absoluta, ya que solo perdió un encuentro en el Coliseum durante todo el curso.

Si el Real Zaragoza quiere asentarse en la zona noble deberá tratar de emular los mismos registros. El primer paso debe ser el triunfo ante el Nástic, ya que de los últimos catorce partidos en La Romareda, el club del león rampante solo ha vencido en dos ocasiones. La condición de local tiene que servir para poner tierra de por medio ante la escasez de resultados favorables.