Claudia Valero tiene 19 años y es la mejor especialista de esquí de montaña júnior de España. La deportista del Club Atletismo Sobrarbe se ha llevado esta temporada la Copa de España tras vencer en Sierra Nevada y Boí Taüll y ganó el bronce en una prueba de la Copa del Mundo celebrada en Francia. La aragonesa está en una edad ideal para lograr su gran ilusión, que es alcanzar los Juegos Olímpicos. Lo malo es que no depende de ella. Aunque en los Juegos de la Juventud disputados en Lausana el esquí de montaña fue deporte de exhibición, pero todavía no será olímpico dentro de dos años en China. «¡Ojalá los pillara! A Lausana fueron cuatro españoles a competir y trajeron seis medallas. Espero que el COI lo considere para los siguientes Juegos Olímpicos dentro de seis años. La gente quiere espectáculo, pruebas más cortas y más dinámicas y se tiende a evolucionar a eso», reconoce.

Su trayectoria es espectacular pese a su juventud. La temporada está en su meridiano y sus actuaciones se cuentan por triunfos. «He ganado la Copa de España. Me impuse en Sierra Nevada en una cronoescalada y un esprint y el pasado fin de semana en Boi Taüll en la modalidad individual y otra cronoescalada. La prueba que más me gustó fue la individual en Boí Taüll y es en la que más disfruto porque es la más montañera. Aquí se demuestra la esencia del esquí de montaña con subidas, bajadas, algún pateo...».

Pese a que el esprint no es la modalidad donde mejor se defiende, se llevó el bronce en la prueba de la Copa del Mundo disputada en la Aussois, en la Saboya francesa. «Es mi mejor resultado. Lo máximo que había conseguido fue dos quintos puestos en la Copa del Mundo en Andorra y en Super Devoluy, en Francia». Todavía le quedan muchas competiciones antes de cerrar la temporada. «Este fin de semana compito en una prueba de la Copa del Mundo en Coma Pedrosa, en Andorra. En febrero disputo el Campeonato de Aragón en Panticosa, los Nacionales en Cerler e intentaré clasificarme para los Europeos de Madona de Campiglio a principios de abril», explica.

Esta deportista pequeñita de verbo fácil es sobre todo una gran competidora. «Me encanta poner mi cuerpo al máximo, pero sí que es cierto que cuando tengo un rato me gusta salir al monte con los amigos para disfrutar de la nieve y subir a un pico porque nuestras montañas son muy bonitas», valora. Por sus tierras hay lugares ideales para practicar el esquí de fondo. «La zona que más me tira es el Sobrarbe y Plan me encanta»,

Valero estudia segundo de Ingeniería Industrial en Madrid y lejos de sus queridos Pirineos tiene que buscarse la vida para realizar el entrenamiento cotidiano. «Entre semana me voy a la Casa de Campo donde está gran parte asfaltado y cortado a los coches. Allí hay una cuestecilla y hago mis series en roller-esquí. Los fines de semana subo al Pirineo para competir y entrenar. Cuando se va la nieve me quedo más fines de semana en Madrid». Para la aragonesa es complicado en ocasiones vivir en la capital de España. «A veces me agobia tanta gente porque Madrid es muy grande. Pero tiene su parte buena y su parte mala porque ofrece muchas oportunidades», indica.

Los inicios

Valero nació en Tarragona, ciudad donde trabajan sus padres. Pero su familia paterna es de Guaso, un pueblecito del Sobrabre encima de Aínsa. «Toda la vida hemos subido al Pirineo aragonés». Recuerda que comenzó a esquiar con tres años en la estación francesa de Piau Engaly, al norte de su localidad natal. «Con once años conocí el esquí de montaña porque el Club Atlético Sobrarbe ofrecía un curso de esquí de montaña. Con mis padres había hecho mucho esquí alpino y de fondo, me apunté con mi padre y quien daba el curso me dijo que existía el Grupo de Tecnificación. Poco después empecé a competir», recuerda.

El número de practicantes femeninas crece pero no al ritmo que sería más deseable. «Cada vez hay más chicas, pero siguen faltando muchas y se tiene que seguir promocionando mucho más. Hay deportes que han sido tradicionalmente más de chicos y esto tiene que ir cambiando», concluye la oscense.