Dani tenía marcado en rojo en el calendario la visita a La Romareda y eso es muy peligroso cuando se habla de un futbolista de su talento. No quería hablar de venganza, ni de revancha, ni de ningún otro término similar, porque siempre mirará con todo el cariño del mundo al Zaragoza, que apostó por dos veces por él, la última en febrero pasado después de que algunos ya se habían empeñado en retirarlo. Sin embargo, sí fue doloroso para el punta el comportamiento del club el pasado verano, cuando le hizo una oferta de renovación muy distante con su aportación y después le hizo esperar una segunda propuesta que no llegó. Así, el ariete firmó por el Espanyol y ayer, con una fructífera sociedad con De la Peña, dejó claro el tremendo error que cometió el Zaragoza con él. Fue una lección en toda regla.

De esa lección hay que excluir a Víctor, que insistió y mucho en que Dani debía seguir en el Zaragoza, lo mismo, que el director deportivo, Miguel Pardeza. Pero al final hizo las maletas con destino a Montjuïc, consciente de que con una pretemporada adecuada de por medio en el Espanyol su rendimiento podía ser el de antaño, el que conquistó a La Romareda en una primera etapa, el que tuvo en Mallorca, y que podía mejorar las buenas prestaciones que ya había ofrecido en el final del pasado curso para ayudar en la salvación y en el título de Copa del Rey al Zaragoza. Estaba en lo cierto y lo ha demostrado sin margen de duda.

El arte de la combinación

Sabía Víctor que con Dani tenía un enganche en la mediapunta con buen manejo de balón y capacidad goleadora, pero también a un futbolista para ayudar en la creación, para asistir al mediocampo y para ganar potencia en el juego aéreo. Todo eso, además de espíritu de sacrificio por el bloque, es Dani. Todo eso mostró en La Romareda, donde sobre todo en la primera parte dio un magisterio de ese fútbol práctico y efectivo, quizá no tan brillante como el de otros de cara al espectador, pero tremendamente necesario para un equipo. El Zaragoza, sin ir más lejos, ayer adoleció de un futbolista de sus características, porque Javi Moreno, evidentemente, no lo es.

Para esa lección Dani contó con un aliado de lujo. De la Peña ha encontrado en el Espanyol el equilibrio en su fútbol y en La Romareda encontró todas las facilidades para desplegarlo. El centrocampista, más implicado en defensa, dominó los tiempos del choque ante la mirada de Movilla y Zapater, empequeñecidos ante su exhibición, y con la ayuda de Dani, que no dejó de ofrecerse para dar salida al balón. Por eso, el partido, sobre todo en la primera parte, sólo tuvo color periquito .

Un buen ejemplo llegó en el gol. Más de un minuto de toques del Espanyol para que al final una perfecta pared de esta sociedad acabara en los pies de Dani, que levantó la cabeza y vio el desmarque de Tamudo y allí, a los pies del delantero, le puso el balón para que batiera a Luis García. El exzaragocista celebró el tanto de su compañero y también la victoria final. Como dijo antes del choque, era su deber, pero el Zaragoza cometió el error el pasado verano de que lo cumpla con la camiseta de un rival.