La región de Salzburgo, en el corazón de Austria, ofrece como pocos sitios la posibilidad de disfrutar de los deportes de montaña cerca de un núcleo cultural tan potente como es la ciudad que en 1756 vio nacer a Wolfgang Amadeus Mozart. Las calles del casco antiguo de Salzburgo, de sabor medieval y plagadas de iglesias y edificios de extraordinario valor histórico y artístico, son una visita obligada antes de adentrarse en algunos de los centros invernales con más solera de los Alpes.

En la región existen estaciones de distinto tamaño --entre las más grandes y conocidas están Saalbach-Hinterglemm y Zell am See-Kaprun-- que en conjunto suman 2.000 kilómetros de pistas preparadas, relativamente cerca de la capital del país. Existe la posibilidad de acceder a estos dominios con un único forfait --la Salzburg Super Ski Card-- que puede usarse en días consecutivos o en jornadas sueltas a lo largo de todo lo que dura la temporada. Aunque hay muchas modalidades, el precio medio de este abono es de 27 euros (4.500 pesetas) al día.

Dado el tamaño de algunas de las estaciones austriacas, puede resultar más recomendable centrarse en un solo dominio esquiable. El de Saalbach-Hinterglemm-Leogang --entre 850 y 2.096 metros de altitud-- es uno de los más conocidos y no sólo por albergar pruebas de la Copa del Mundo de esquí. Se trata de un valle salpicado de preciosos pueblecitos alpinos y esquiable en ambas vertientes, que reúne 200 kilómetros de pistas balizadas. El esquiador puede ir cambiando de laderas en cómodos remontes, aunque resulta muy difícil completar en un día todo el circuito que ofrece la estación.

El dominio cuenta con un total de 55 remontes --de ellos 7 teleféricos--, parque de snowboard con iluminación nocturna, 10 kilómetros de circuitos de esquí de fondo, 20 itinerarios de esquí de travesía y posibilidad de descender por unos 100 kilómetros de nieve virgen. Aunque el rey en los Alpes es el esquí, estaciones como ésta ofrecen alternativas como las pistas nocturnas de trineos, patinaje sobre hielo y curling.

Hermosa vegetación

El encanto de Saalbach no sólo está en sus pistas, sino que muchas de ellas se encuentran flanqueadas por hermosos pinares y abetales, terminan en los pueblos del fondo del valle, donde las casitas y los hoteles, de inequívoco sabor alpino y con un aroma muy tradicional, se apiñan en calles muchos días cubiertas de nieve.

En los pueblos y en las cabañas dispersas por las pistas, los esquiadores alargan la jornada entre cervezas y snaps --que es el licor más clásico de la zona-- en auténticas fiestas que se viven con las botas de esquiar puestas.