En la pasada temporada, pese a momentos de bajón que dificultaron el objetivo del ascenso, el Huesca abogó por seguir confiando en Míchel como técnico. Ahora, con Pacheta, ha buscado dar un giro de timón y hacer reaccionar al equipo y en defensa ha mejorado, gracias principalmente al sistema de tres centrales. En Getafe hubo errores, pero contra el Villarreal se vio una evolución positiva y los amarillos apenas generaron peligro, pero por contra la llegada del burgalés no ha traído consigo un salto hacia delante en la parcela ofensiva, que está totalmente atascada.

De hecho, los azulgranas todavía no saben lo que es marcar un gol en los últimos cuatro partidos, todos los del 2021 de Liga (en Copa marcaron un tanto al Alcoyano). Sequía contra el Barcelona (0-1), Betis (0-2), Getafe (1-0) y Villarreal (0-0). Y echando la vista atrás, desde los tres goles al Granada, que no sirvieron para vencer tras un horrible final, los oscenses han metido solo tres tantos en ocho partidos: uno al Alavés, otro al Levante y el último, al Celta.

Pero uno de los aspectos más preocupantes del Huesca es que su producción ofensiva ha bajado notablemente. Al comienzo de la temporada no ganaba, pero al menos llegaba con mucho peligro a la meta rival y solo la falta de puntería o el infortunio impidieron los triunfos ante el Valencia, Elche, Valladolid u Osasuna. Pero ahora la película ha cambiado. Ante el Alavés fueron tres tiros a puerta, uno en Bilbao, dos frente al Levante, seis en Vigo, cuatro contra el Barça, tres ante el Betis, tres en Getafe y uno contra el Villarreal. Es decir, 23 en ocho partidos, una media de 2,87 lanzamientos entre palos por duelo.

Y otro dato alarmante es que un delantero del Huesca no anota gol desde que Okazaki lo hiciese en Granada el 6 de diciembre, ya que los tres goles marcados tras Los Cármenes fueron obra de Ontiveros (2) y Seoane. Y uno de ellos, contra el Levante, de penalti. Rafa Mir, Okazaki y Dani Escriche, los tres puntas del conjunto altoaragonés, no están consiguiendo ver puerta. Y sin marcar, en general, las victorias son imposibles.