Susto, miedo, escalofríos.

Alberto Puig y Dani Pedrosa, la pareja del fin de semana en Phillip Island, el tándem que al despertar este domingo habrá conquistado su segundo título mundial en 12 meses, sufrieron ayer, cinco minutos antes de concluir los últimos entrenamientos oficiales del Gran Premio de Australia, que ha tenido lugar en Phillip Island, un susto similar al que padecieron 365 días antes en el mismo trazado. Entonces, el terrible se fracturó los dos tobillos en una caída en los ensayos libres del viernes tras conquistar, cinco días antes, el cetro de 125cc en Sepang (Malaisia).

Pedrosa intentaba conseguir la pole position de dos y medio, y para ello entró en su box . Allí, sus mecánicos colocaron el neumático de calificación en su eje trasero y el muchacho salió raudo a lograr su gesta. Pero, en una curva larga de derechas, en quinta, muy veloz, a 206 km/h, la goma delantera le traicionó y Pedrosa se deslizó sobre el asfalto, la hierba y las piedras en paralelo a la Honda. Susto en el box . Miedo en el rostro de Puig. Escalofríos en la acristalada sala de prensa.

Dani se levantó. No parecía sufrir daño, pero los comisarios le aproximaron al muro en brazos, haciéndole la sillita de la reina , y entonces cundió el pánico aunque nadie lo confesó. Bueno, sí, Puig reconoció, media hora después, mientras protegía el dañado tobillo derecho de su pupilo, que había pasado miedo. "Todos nos hemos asustado un poco, sí, por qué negarlo, pero por suerte Dani está bien"

Por suerte. La que le faltó hace un año en idéntico escenario.

El susto desapareció a los 10 minutos cuando Pedrosa recibió a la prensa en su pequeño camerino --un inmenso contenedor convertido en hospitality -- y desveló que el primer sorprendido por la caída había sido él. "Estaba intentando la pole y, tal vez, no sé, tal vez, el neumático no estaba aún caliente", dijo Pedrosa.