Sin un alma, nadie, el estadio olímpico, aunque aquí aún no se han disputado Juegos algunos, de La Cartuja de Sevilla ofrecía ayer un aspecto impresionante. Lleno, pondrá la piel de gallina, esperemos que a los tenistas norteamericanos liderados por Andy Roddick.

La instalación que estará finalizada el 25 de noviembre y cuyo coste de construcción supera los 800.000 euros (unos 132 millones de pesetas), se alza hacia el sol que brilla estos días en Sevilla, de la mano de cuatro inmensas grúas y columnas de hierro. Al armazón, digno del mejor concierto de los Rolling Stones o de U2, todavía le restan por acoplarse dos inmensas viseras a cada uno de los lados.

La pista más grande

El escenario será como el de un torneo del Grand Slam. Sólo la pista central del Abierto de Estados Unidos es tan grande como la que se está montando en La Cartuja (23.000 plazas), que además contará con dos pistas de entrenamiento de tierra, las mismas que empezaron a construirse el viernes en el gol sur mientras en el norte se alzaba majestuosa la central.

Este Liceo del tenis sorprendente, desmontable, colosal albergará, dicen, a cerca de 22.000 espectadores. Y es ahí donde empiezan los problemas, sobre todo si dialogas con los aficionados sevillanos, que aún no saben ni cuándo ni dónde van a poder comprar las entradas.

"Yo vengo cada día por aquí para ver si están abiertas las taquillas pero hoy (por ayer) también están cerradas", explicaba ayer un joven abogado sevillano que se acercó con su divertido Smart de bolsillo.

Lo cierto es que mientras el Ayuntamiento de Sevilla habla de poner a la venta 5.000 entradas a partir del próximo día 17, la federación de tenis asegura que sólo serán 1.900 y que empezará la venta el 25. Este lío se complica si usted acude a los foros de internet (Ya.com, por ejemplo) y descubre que los abonos de 90 euros ya están costando 195 y los de 270 suben hasta los 500.