Acabó la primera etapa y, como estaba previsto, no sucedió nada. Porque apenas nada puede suceder en 1,5 kilómetros de tramo cronometrado por una pista cercana a la localidad francesa de Clermont-Ferrand. En realidad, el prólogo de ayer fue una excusa para arrancar el gran raid del año, que comienza con un largo aperitivo que discurrirá por Europa hasta que mañana embarque en Algeciras rumbo, por fin, a Africa.

Ayer, el mejor español clasificado fue Isidre Esteve, a lomos de una KTM; acabó cuarto a 10 segundos del líder, el italiano Graziani (KTM). En coches, el mejor español fue José Luis Monterde (Mitsubishi), 16º a 14 segundos del mejor, el japonés Shinozuka (Nissan). Una anécdota.

Queda para la estadística de la 26 edición de la emblemática prueba que ayer tomaron la salida 600 pilotos (24 mujeres) de 36 nacionalidades, que llevan 400 vehículos (195 motos, 142 coches y 63 camiones) para enfrentarse a los más de 11.000 kilómetros de carrera a lo largo de 17 etapas a través de siete países.

La especial de Clermont-Ferrand se disputó ante cientos de personas pese al tremendo frío que hizo. Además, nevó muchísimo, lo que convirtió la tierra del tramo en una pista de fango que resbalaba casi como el hielo y que facilitaba la creación de unas roderas altísimas. Primero salieron las motos, después los coches y, por último, los camiones. Ningún piloto arriesgó. Para qué, si apenas se podía perder tiempo.

¿Qué les espera hoy a los pilotos? Algo parecido a lo de ayer, pero con menos nieve. Es decir; una especial cronometrada muy cortita (25 kilómetros por los alrededores de Narbona) y un enlace largo (506 kilómetros) para llegar a Castellón, donde mañana iniciarán la tercera etapa, cuyo final será Tánger. Allí, en Marruecos, en Africa, empezará el Dakar de verdad.