Maurice Greene no le tiene miedo a los vampiros. El velocista estadounidense reveló ayer en París que ha sufrido unos 20 controles antidopaje este año, y que un par de ellos se produjeron por sorpresa y de madrugada, al más puro estilo ciclista. "El médico se presentó las dos veces a las seis de la mañana y me sacó de la cama. Le di lo que me pedía y me volví a dormir", explicó Greene. "¿Que si le invité a desayunar? No, porque yo no suelo hacerlo", explicó bromeando el atleta estadounidense, uno de los protagonistas del mitin que se celebra hoy en París, el tercero de la Liga de Oro y el primero de Greene en su gira europea, previa a los Juegos Olímpicos de Atenas que comenzarán el mes que viene.

El discípulo de John Smith, reciente ganador de los 100 metros en las pruebas de selección olímpica de Estados Unidos con 9.91 segundos, tuvo que responder a más de una pregunta sobre dopaje después de que tres de sus compañeros de entrenamientos (Torri Edwards, Larry Wade y Mickey Grimes) se hayan vuelto implicados en polémicos casos de consumo de sustancias prohibidas. Greene se mostró seguro de la inocencia de sus compatriotas. "He hablado con ellos y sólo espero que salgan adelante en esta historia. El caso de Torri es un triste error, ya que alguien le dio un producto prohibido sin que ella lo supiera. Esa persona ya no forma parte de nuestro grupo", explicó el atleta. Edwards, campeona mundial de 100 metros, y Calvin Harrison (oro en el relevo de 4x400 en Sydney) han sido incluidos por el comité olímpico de Estados Unidos en el equipo de atletismo, pese a los cargos que soportan por dopaje.

EXTREMA VIGILANCIA En su caso particular, Greene explicó que él vigilaba con sumo detalle todos los complejos vitamínicos que toma. "Siempre intento que sean analizados por varios laboratorios para estar completamente seguro de que están permitidos", aseguró ayer el atleta norteamericano.