El pico de Las Calmas cerró una intensísima temporada. El calendario estaba repleto de carreras de montaña, carreras por montaña, kilómetros verticales y ultras por toda la geografía aragonesa. Y fue esta montañita redondeada de 1.582 metros la que puso la guinda a este atractivo pastel. Las Calmas se encuentra en el Prepirineo, encima del pantano de Arguis y muy cerca del Gratal, conformando un magnífico balcón sobre la Hoya de Huesca y un Pirineo escaso de nieve.

Fue la empresa Tempo Finito la que organizó la VI Turrón Skyrace cuyo objetivo era el ascenso al pico de Las Calmas. Sustituía al Pico del Águila, que este año no se ha subido debido a las obras en el puerto de Monrepós. «Muchos amigos se despiden de la temporada. No es una carrera, sino una carrerita porque es cortita. Ha tenido un carácter solidario a favor del Banco de Alimentos de Huesca», explica David Latorre, el responsable de la empresa aragonesa. Las primeras ediciones se subía al Pico del Águila. «Decidimos hacerlo en formato competición con un fin solidario. El primer año se apuntaron 50 corredores. El año pasado no se disputó por las obras del túnel de Monrepós y este año lo hemos cambiado al Pico de las Calmas. La longitud es de 4.200 metros y 580 de desnivel positivo», indica Latorre.

La carrera empezaba junto a la presa de Arguis. «Después había 1.800 metros de pista y a continuación comienza el ascenso por un barranco por un paisaje boscoso hacia el collado de Las Calmas y después subía al pico. Es como un kilómetro vertical, pero más cortito». Había seis puntos de control para saber los tiempos parciales. «Tras subir al pico los corredores podían bajar al collado y tenían una carpa de avituallamiento líquido y sólido. Se les ofrecía café con leche y bizcocho, mandarinas y refrescos. La comida era junto a la presa, en la antigua hospedería de Arguis. Había empanada casera, tortilla, turrón, sandwichs y alguno se fue a casa bien comido», explica Latorre.

Se apuntaron 90 corredores. «También había tres andarines y el Miniturrón con siete niños de 10 a 14 años, que hacían la parte inicial de la pista». Se propuso un reto virtual Strava. «Había una treintena que hicieron el recorrido antes. A los ganadores del reto les hemos pedido el peso y entran en la donación del Banco de Alimentos. Donamos 5 euros de cada inscrito y el peso de los corredores en alimentos». Los ganadores del reto Strava fueron Ana Llanos y Alberto Lasobras. «Pero los ganadores de la carrera mejoraron tres minutos el tiempo del reto», indica.

En la categoría masculina se impuso Fran Naval, del Bal de Tena, con 30.47, seguido de Carmelo Lucea y Alberto Lasobras y en mujeres Mari Cruz Aragón, con 37.00, del Ibonciecho, seguida de Cristina Ara y Sara Guerín. Los mejores júniors fueron Yaiza Miñana y Javier Micó y el podio del Miniturrón lo ocuparon Lucía Márquez, Inés González y Sara Lorenzo.

La prueba servía como selección para los deportistas cadetes que quieren entrar en el Centro de Tecnificación de la Federación Aragonesa. Los tres primeros fueron David Herbera, Luca Parra y Pedro Semitiel y las mejores chicas Sandra Obón, Candela Pascual y Carlota López. El ascenso al pico de Las Calmas tiene visos de seguir subiéndose las próximas ediciones. «No se puede pasar por las obras del túnel para hacer una competición. Un par de años más tiene pinta de seguir en Las Calmas».

La empresa oscense Tempo Finito tiene siete años de vida. «Ahora tenemos la sede en Villamayor. Ofrecemos servicios a los organizadores. Somos una empresa de cronometraje y realizamos las inscripciones en ultras y pruebas de enduro. Hemos estado en Campeonatos de Europa de ultramaratón y Nacionales de Ultra en Picos de Europa y el valle de Tena», concluye Latorre.