Nadie puede esconder ya que la vida no le resulta agradable del todo a Neymar en París y el Real Madrid ha tomado buena nota de ello. Pese a la millonada que le paga Al Khelaïfi en el PSG (37 millones de euros limpios al año más la prima de fichaje, según Football Leaks), la estrella brasileña no acaba de encontrar el ambiente de trabajo que esperaba y no ha tardado en llegar a la conclusión de que en la Ligue 1 tendrá muy complicado convertirse en el número uno a corto plazo, superando a Messi y Cristiano Ronaldo, que es su gran ambición. Tampoco la capital francesa le resulta el lugar ideal para vivir, pese a los esfuerzos de su corte de toiss y a los de Alves, Silva, Marquinhos y Lucas Moura, que no acaban de conseguir que el entrenador, Unai Emery, se pliegue a satisfacer todos y cada uno de los deseos y caprichos del jugador.

En los cálculos de Florentino Pérez no entraba que la situación de Neymar en el PSG se deteriorara de forma tan rápida, pero siempre ha estado atento al encaje del fichaje más caro de la historia en el equipo francés, que dejó 222 millones de euros en las arcas del Barcelona para llevárselo. Tenía y tiene la sospecha el presidente del Madrid de que si él hubiese podido llegar a esa cifra, la estrella brasileña estaría vistiendo de blanco a estas alturas después de una operación que hubiese dejado en pañales el fichaje de Figo.

El Barcelona se lo robó hace cuatro años, piensa Florentino Pérez, y nunca será tarde para devolvérsela. Lo que no intuía el dirigente madridista es que la ocasión pudiera presentársele a la vuelta de la esquina, aunque se calcula que el posible fichaje podría ponerse en unos 500 millones de euros entre traspaso y salario. De lo que no cabe duda es de que el presidente blanco no deja de echar cuentas, contando por supuesto con soltar lastre, lo que apunta directamente a Gareth Bale, en primer lugar, y a Karim Benzema, inmediatamente después.

El presidente madridista no soltó prenda ayer en el preestreno del documental Bernabéu en el estadio madridista, pero las declaraciones del capitán, Sergio Ramos, sobre la buena acogida que el vestuario madridista depararía a Neymar, a poder ser en el próximo mercado de invierno, han desatado las especulaciones. No parece probable que Al Khelaïfi acepte negociar de manera inmediata, pero después de la fuga de Barcelona del pasado verano todo es posible tratándose de Neymar y su padre.

Con las graves dificultades que atraviesa el ataque del Madrid en la cabeza, Ramos no ha dudado en abrir la puerta del equipo blanco al brasileño. «A mí me gusta tener a los mejores y Neymar lo es. Quizás lo veía un poco más fácil pasando primero por el PSG que del Barcelona al Madrid directamente. Es de los mejores del mundo y nunca se sabe. El fútbol da muchas vueltas. A mí, sin duda, me gustaría tenerlo, marca la diferencia y le abro la puerta... Por si en diciembre quiere venir. Lo único que tenemos que negociar es el cumpleaños de su hermana», dijo el central blanco en El Larguero.

EMERY, CRITICADO

Mientras tanto, en París siguen las críticas contra Unai Emery. La última fue una indirecta lanzada por el brasileño Marquinhos. Después de que L’Equipe sostuviera en su edición del pasado miércoles que Neymar no soporta ya a Emery, Globoesporte aseguraba ayer que el técnico vasco no tiene «capacidad para llevar un equipo de esa envergadura».

Entre sus argumentos están las palabras de Marquinhos en la concentración de Brasil, que hoy juega un amistoso en Lille contra Japón. «No basta con ser buen entrenador, hay que ser buen gestor para trabajar con jugadores de alto nivel. Tite consigue hacer ese trabajo con excelencia. Es muy leal a los jugadores y hace que te sientas importante dentro del vestuario y ante las cámaras», dijo el central.

En Madrid, además, Ramos afeó a Cristiano Ronaldo haber dicho que la marcha de Morata, Pepe y James ha debilitado el equipo. «No estoy de acuerdo. Lo dice más gente, pero no lo comparto. Cuando ganamos las dos Supercopas éramos los mismos y nadie lo decía. Me parece un poco ventajista».