Se considera un integrante del pequeño círculo de corredores en el pelotón que son amigos de Lance Armstrong. Quedó claro en la primera etapa de montaña en los Pirineos, cuando el gran jefe de la carrera no hizo nada por arrebatarle la victoria al italiano Ivan Basso en La Mongie, adonde llegaron ambos en solitario, en lo que fue el primer paso del tejano hacia su sexto éxito. "Es mi amigo y creo que en este Tour se ha mostrado más fuerte que nunca. Ha sido la victoria más clara de las seis que ha conseguido en el Tour".

Ante esa incuestionable hegemonía, Basso se conforma con haberle acompañado en las etapas de montaña, con no haber perdido la rueda del gran dominador de la ronda francesa. "Para mí ha sido un orgullo pedalear a su lado. Tengo el honor de que ha sido el único a quien no ha dejado nunca en la montaña, mientras el resto se quedaba descolgado en alguna ocasión". Y recuerda también que en sus cinco victorias anteriores siempre había superado a alguno de sus rivales en las llegadas en alto.

El italiano se siente más orgulloso de este hecho que de su tercer puesto final, ya que considera a Armstrong como un corredor "imbatible". Ese dominio llega por su hegemonía en la lucha contrarreloj, donde apenas Ullrich ha podido hacerle sombra y donde Basso tiene su asignatura pendiente. "Está claro que no he podido estar a su altura en las contrarreloj, donde no soy ni mucho menos un especialista. Así, Andreas Klöden me ha superado en la general, pese a que flojeó más que yo en la montaña".

Ese handicap no afecta al optimismo de un hombre que se ve capaz de darle más guerra a Armstrong en el futuro. "Si mantengo mi fortaleza en la montaña, y mejoro en la contrarreloj, creo que puedo pensar en superar a Armstrong". Haber superado sus expectativas ayuda a alimentar ese mensaje tan positivo. Basso dice que se va "muy contento" de un Tour al que llegaba con el objetivo de la quinta plaza y que ha acabado ocupando el tercer escalón del podio.