Simona Halep se arrodilló sobre la hierba para besarla durante unos segundos que fueron eternos para ella. La tenista rumana acababa de ganar su primer Wimbledon y de arrebatarle a Serena Williams con una lección de tenis la posibilidad de ganar su 24º Grand Slam. «Es increíble, algo muy especial», dijo para dedicar a su madre el título. «Era el sueño de mi madre para mí, ella me dijo que si quería hacer algo en el tenis tenía que jugar una final aquí», explicó feliz tras recibir el plato dorado de manos del Duque de Kent. Un trofeo que Serena Williams quería llevarse a su casa por octava vez, pero que tras 56 minutos supo que no sería el día. «Halep ha jugado hoy como si fuera yo», admitió la estadounidense que, por tercera vez y segunda en Wimbledon, ve cómo se le escapa ese ansiado récord de la australiana Margareth Court de 24 Grand Slams.

Serena tenía razón. El partido se jugó al ritmo trepidante que le gusta a la estadounidense pero lo marcó Halep, desde que rompió de entrada el saque a su rival. La rumana tenía la táctica muy clara. «No dejarle una bola en su mano», decía su compatriota Ion Tiriac. Y para eso debía jugar profundo, buscar los contrapiés y evitar que Serena pudiera exhibir su poderosa derecha.

Halep lo consiguió. En cuatro juegos Serena había encadenado nueve errores no forzados y perdido su saque en dos ocasiones. Un recital de tenis que permitió a la rumana, de 27 años y número 7 mundial, adelantarse 4-0 ya en la primera manga, ante la sorpresa de los 15.000 aficionados de la central y un grito de «way up» (vete), que sonó desde la grada.

Serena no ganó su primer juego hasta los 13 minutos, pero Halep había tomado una ventaja suficiente para llevarse el primer set en 26 minutos. En el segundo, Serena gritó poseída para intimidar a Halep. La rumana hizo break (3-2) y no cedió ni un juego más ante una Serena que acabó con 25 errores no forzados por solo tres de Halep, que conquistaba su segundo Grand Slam tras el Roland Garros del año pasado. Antes perdió finales en París (2014, ante Sharapova y 2017, contra Ostapenko) y en Australia (2018, ante Wozniacki). «Por fin podré ser socia de Wimbledon toda la vida», proclamó.

EL CAMBIO

«Simona ha aprendido a jugar en hierba, y además este año disfruta sobre ella», señaló Daniel Dobre, el entrenador de Halep. «Ahora es capaz de más cosas, tiene la mente más abierta, y se divierte más con todo», todo eso clave. «Es verdad que ha corrido mucho contra Serena pero también ha logrado convertir sus golpes, y tener una gran estabilidad. La victoria ha sido importante, pero sobre todo la forma en la que lo ha conseguido», dijo.

La estadounidense señaló tras ceder en la final que el día que pare de luchar por la igualdad será el día que estará «en la tumba». Así de rotunda se mostró Serena ante una pregunta sobre si continuaría luchando por la igualdad, o como le recomendó Billie Jean King, permanecería un año solo concentrada en su tenis. «El día que pare de luchar por la igualdad y por la gente como tu y como yo, será el día que esté en mi tumba», dijo Serena, subcampeona de Wimbledon que admitió que lógicamente el tiempo pasa y ya no es la misma.