Nicholas Todt, hijo del actual presidente de la FIA, Jean Todt, es agente de pilotos, entre otros, de Charles Leclerc. El pequeño mánager subía visiblemente cabreado las escaleras de las oficinas técnicas en Mónaco para pedir explicaciones sobre la enorme pifia del equipo con su joven protegido, que saldrá 16º.

El propio Leclerc pedía explicaciones en su box a Jock Clear y al resto de estrategas, sin respuesta. Le dijeron que su tiempo era suficiente para pasar a la Q-2. Le bajaron del coche, y resultó que no. Menudo batacazo. Leclerc había marcado el mejor tiempo en los libres 3, dos horas antes, o lo que es lo mismo, era el principal candidato a la pole en un circuito donde Ferrari no esperaba pasar de la tercera línea.

En lugar de centrarse en Leclerc, la tropa de Ferrari, los ingenieros, los estrategas y el jefe de equipo, Mattia Binotto, se volcaron en Vettel, el tetracampeón venido a menos, el piloto que con sus errores entregó en bandeja el título a Mercedes el año pasado y el tipo que ha frenado a Leclerc con las órdenes de equipo en las primeras carreras de este año. El piloto alemán estrelló su Ferrari en la curva de Santa Devota, en la primera parte de la tercera sesión de libres. Y estaban centrados en él, en el piloto que Binotto dice aún que es el primero de Ferrari, en la reparación de su coche, en lo justo que llegó al último minuto de la Q-1, cuando se olvidaron de Leclerc.

Bottas, autor de las tres ultimas poles de esta temporada, se plegó ante Hamilton, autor de 1.10.166, que significa un nuevo récord de la pista que acogió la primera carrera en 1929. Vettel fue cuarto, por detrás de Verstappen. Carlos Sainz superó las expectativas y partirá desde el 9º puesto de la parrilla.