Mercedes celebra, este fin de semana, en casa, en Hockenehim, sus 125 años de historia con una indumentaria especial y lo hace, de momento, con la pole position número 87 de su campeón Lewis Hamilton. Nuevamente los errores de Ferrari entregaron en bandeja la pole a los Mercedes, con Max Verstappen y su Red Bull como principal adversario. «No sé cómo lo hemos hecho, No sé que ha pasado a los Ferrari, pero es una carrera muy importante por nuestro aniversario», explicó el chico de Stevenage camino de su sexta corona.

En Bahrein fue una avería, en Austria, una mala estrategia, Charles Leclerc había dejado escapar su primera victoria en F-1 por detalles externos a su pilotaje. Todo apuntaba a que iba a lograr, en Alemania, su tercera pole, y quizá, su primera victoria, un puñetazo definitivo para pasar a ser el número uno en Ferrari. Pero tampoco. Ya no hablemos de Sebastian Vettel, a quien se le estropeó el coche.

Todas las opciones de Ferrari se centraban en Leclerc, que esta vez sí había logrado el tiempo en la Q-2 con el neumático medio, y por tanto podía arrancar en la parrilla con esa goma, como Mercedes, una ventaja de la que no disfrutó en Austria, y la causa principal por la que se le escapó la victoria. Y entonces llegó el segundo golpe de teatro en Ferrari: la misma pérdida de potencia que en el monoplaza de Vettel, aunque en esta ocasión no fue el conducto del turbo, si no una avería en el suministro de gasolina. Así que Leclerc, hundido, enfiló el camino de boxes con su coche renqueante. Arrancará en la décima posición.

El español Carlos Sainz (McLaren) se mostró satisfecho de su séptimo lugar en la parrilla del domingo, con el mexicano Sergio Pérez (Racing Point) a su lado. «Hemos aprendido del fin de semana pasado, de los errores cometidos y hoy hemos hecho una qualy por encima de las expectativas. Estoy muy contento», valoró el piloto madrileño tras la clasificación.