No hay duda, el británico Lewis Hamilton (Mercedes) es, a sus 36 años, todo un icono, varias multinacionales a la vez y, sin duda, uno de los mejores pilotos de F-1 de la historia, ahora que, con la conquista de su séptimo título mundial, ha igualado ya al no menos mítico alemán Michael Schumacher.

Pero Hamilton también es una de las mayores fuentes de noticias, probablemente, sí, más antes, cuando llevaba una vida más pensada para brillar y ganar millones de dólares en las redes sociales que, ahora, que dice haber cambiado tan radicalmente que acaba de poner a la venta su jet privado para contribuir a que el mundo no esté tan polucionado, de la misma manera que se ha hecho vegano.

Capricho por amor

Lo cierto es que Hamilton, que está esperando cerrar su renovación con el equipo Mercedes AMG F-1, que depende de la matriz Daimler, adquirió su jet Bombardier Challenger 605, de unos 16 millones de euros, en el año 2013, justo cuando cobró su primer contrato con la firma de la estrella plateada, por unos 25 millones de euros anuales. Su avión, rojo Ferrari (o aún más oscuro), con todo tipo de lujos y posibilidades de cruzar los océanos sin problemas, ha sido descubierto en venta por Canal+ Francia, por casi 9 millones de euros.

Hamilton se compró el jet, cuya matrícula o referencia es G-LCDH (es decir, sus iniciales Lewis Carl Davidson Hamilton), cuando estaba (dicen) perdidamente enamorado (no sería tanto, no, pues duraron poco más de un año juntos) de Nicole Scherzinger, una de las componentes de The Pussycat Dolls. Scherzinger vivía en Los Ángeles y convenció a Hamilton de que todo un campeón de F-1 debía tener su propio jet privado, añadiendo, tal vez, como todos mis amigos. Era la época, sí, en la que Hamilton hasta se hizo injerto de pelo para agradar a Nicole. Por cierto, el jet lo estrenó, en el 2013, aterrizando en el aeropuerto de Jerez para unos entrenamientos.

Russell cuestionó a Hamilton

Ni que decir tiene que, antes de asegurar que se lo vende para dejar de polucionar, Hamilton aseguró, en una entrevista al diario El País, que la compra del jet no ha sido, desde luego, la decisión más inteligente que he tomado en mi vida. En efecto, ahora, si lo necesita lo alquila, como hacen todos los famosos: más barato, más eficaz y menos líos. Es, pues, evidente que con su próximo contrato, Hamilton no se comprará otra aeronave. Ni hablar. Y eso que Lewis, dicen, está pidiendo75 millones de euros por temporada y Daimler o, mejor dicho, el nuevo presidente de Daimler, Ola Kallenius, no está dispuesto a darle ni siquiera la mitad pues Mercedes también se verá obligada a reducir plantilla y factorías en los próximos meses.

Y es que Hamilton tuvo un problema serio en las últimas semanas y carreras del Mundial-2020. Al contagiarse de Covid-19, tuvo que dejar su plaza al joven piloto de Williams, George Russell, que demostró, como sospechaban y comentaban todos los pilotos de la parrilla de F-1, que cualquiera de nosotros ganaría con un Mercedes. Y, sí, en efecto, Russell, casi un novato, estuvo a punto de ganar en el circuito de Sakhir. Tanto miedo cogió Hamilton a Russell que, sin estar del todo recuperado del Covid-19, volvió a montarse en su Mercedes en Barein para evitar que Russell pudiese dejarlo en evidencia.

Peticiones a la baja

Pese a todo, nadie duda de que la renovación de Hamilton por Mercedes (se habla de cuatro años más) se anunciará de un momento a otro. Todo lo que están haciendo es teatro, ya deben haber firmado, acaba de declarar a Blick el mismísimo Bernie Ecclestone, que sigue sabiéndolo todo de la F-1. No lo anuncian para que la incertidumbre, Mercedes y el propio Lewis sigan llenando páginas y estando de actualidad ahora que no ocurre nada.

Hay quien piensa que Mercedes no debería darle tanto dinero a Hamilton y mucho menos tras la exhibición de Russell. Yo, si fuese el presidente de Daimler, ya le hubiese enseñado la puerta a Lewis. O aceptas nuestras condiciones, que no tienen nada que ver con lo que pides, o recoges la caña de pescar y te vas a lanzar el anzuelo a otro sitio, ha comentado el popular exdueño de equipo, el irlandés Eddie Jordan, ahora comentarista de F-1 en televisión.

El propio Jordan ha recordado, en la web F-1 Insider, que no hay nadie imprescindible en el gran circo. Ni siquiera Lewis Hamilton. Como tampoco lo era Ayrton Senna. Aún recuerdo la reunión que convocó Ecclestone, pocos días después de que falleciese el gran Senna, cuando nos dijo dejen ustedes de llorar; no hay nadie insustituible.