Ganar una etapa del Tour de Francia es un hecho digno de admiración. Cada año que pasa los ciclistas españoles tienen más complicado ingresar en el exclusivo grupo de corredores que han conseguido una victoria en la ronda francesa. Hoy se celebra el vigésimo aniversario desde que Fernando Escartín (Biescas,1968) entrase en la historia del Tour de Francia después de traspasar en primer lugar la meta de la estación de esquí Piau Engaly tras una escapada legendaria. «Conseguir una etapa en el Tour de Francia es algo increíble. Fue el mejor día de mi carrera deportiva, el de mayor alegría y mi mayor triunfo sobre el resto que conseguí», explica el propio Fernando Escartín acerca de aquella mítica etapa.

Para rememorar esta hazaña hay que remontarse al 20 de julio de 1999. El ganador del Tour de la edición anterior, Marco el pirata Pantani, decidió, forzadamente, no competir en la carrera y dejó a Fernando Escartín como el ciclista más dominador de la montaña en su octava participación en la ronda gala. Escartín, que ya había cumplido los 31 años, no había logrado coronarse como ganador de una etapa en sus ocho participaciones anteriores en el Tour. Una ronda gala que dominaba Lance Armstrong después de haberse recuperado de un cáncer. La llegada a los Pirineos cambiaría por completo la carrera deportiva de Escartín. Un día de descanso dio energías extras a los corredores antes de afrontar la etapa reina de la edición, los 171 kilómetros que separaban Saint Gaudens de Piau Engaly. Entre tanto, el pelotón tenía que sobrevivir a la dureza de la prueba que contaba con seis puertos, uno de segunda categoría, cuatro de primera y uno de categoría especial: Col de Ares, Col de Menté, Portillon Peyresourde, Val Louron y el inédito Piau-Engaly. «Desde aquel día no he vuelto a repetir esa ruta», explica el exciclista acerca de la dureza de aquella etapa.

Con su pedaleo tan característico, Escartín se mostró muy peleón desde los primeros kilómetros. Junto a Dufaux, el aragonés intentó darle un vuelco a la etapa desde muy pronto. La subida al Col de Menté fue el primer escenario del intento de huida del ciclista de Kelme, pero fue neutralizado. Escartín no cedió en su insistencia y lo volvió a intentar sin éxito en el Portillón. No fue hasta el Peyresourde, a 60 kilómetros de la línea de meta, cuando las pedaladas del aragonés tuvieron efecto y dejó atrás al grupo de favoritos donde estaban Armstrong, Olano y Zuelle, mientras que Dufaux fue el único en seguirle la rueda. «Ya teníamos todo planteado porque sabíamos que la parte final de la etapa era un sube y baja en donde no había tiempo de recuperación», reconoce Escartín acerca de la lejada escapada.

La escapada

El alto ritmo impuesto por el aragonés y el suizo provocó que rápidamente alcanzaran a un grupo fugado desde el principio de la etapa. Entre estos corredores Escartín encontró una garrafa de oxígeno gracias a la presencia de su compañero de equipo Pipe Gómez, que comenzó a tirar del grupo con el objetivo de que el aragonés ahorrase fuerzas para los dos últimos puertos. «Mandamos a algún compañero por delante para que abriese hueco. Lo difícil es escaparse en el último puerto, por eso había que intentarlo desde antes», detalla el aragonés sobre su antiguo compañero Gómez.

A pocos metros para coronar el Val Louron, Escartín dio el golpe definitivo que le cubriría de gloria. Nadie pudo seguir al de Biescas, que afrontó en solitario el Piau Engaly. «Hasta que no llegué a la línea de meta no me creía que había conseguido la victoria», reconoce. Entre lágrimas y descompuesto por el esfuerzo, Escartín celebró una victoria, la primera y la única en la ronda gala.

La victoria le sirvió para romper un maleficio y ponerse segundo en la clasificación general. «Además de quitarme un peso de encima, conseguí un sueño que tenía desde hace mucho tiempo». No obstante, Escartín logró su mayor gesta deportiva atreviéndose a un ataque lejano que le sirvió como rampa para subir al tercer escalón del podio en los Campos Elíseos de París. «Para mí la victoria en esta etapa fue más especial que subir al podio en el Tour. El tercer puesto era una cosa más fácil de alcanzar mientras que la etapa nunca sabes si la vas a poder conseguir», concluye.