Zaragoza vibró ayer con la fuerza del wrestling. Cerca de 7.000 personas se dieron cita en el Príncipe Felipe para ver en directo ese espectáculo que durante tanto tiempo han seguido desde la televisión. En directo la emoción es distinta, y así lo demostró el público zaragozano. Totalmente hechizado por el encanto del ring. Sintiéndose partícipe de cada espectacular movimiento, como si sus gritos decidieran el ganador. Conforme se sucedían los golpes crecían los decibelios. Sobre todo cuando hicieron acto de presencia los titanes de la WWE.

El público quedó enganchado con la actuación de Matt Hardy y Bray Wyatt. Los campeones por parejas retuvieron sus títulos tras deleitar con su complicidad sobre la lona. El espectáculo estuvo bendecido por una combinación de luces y una estupenda calidad sonora. Un envoltorio de gala que emuló esas veladas megalíticas de lucha libre que tienen lugar en EE.UU.

El brillo de los cinturones de campeón y el carisma de las estrellas no fue lo único que resplandeció en el pabellón zaragozano. El graderío se puso en pie para recibir a Seth Rollins, uno de los asteroides de esta compañía, que tumbó a Jinder Mahal, excampeón de la WWE y Estados Unidos, para retener el título Intercontinental.

Los más jóvenes se dejaban llevar, mientras que los más mayores liberaban su niño interior para disfrutar al unísono del carisma de No Way Jose. También con la cegadora puesta en escena de Finn Balor; con todos los presentes entregados a su coreografía; o el caluroso glamour de las wrestlers femeninas y su frenética puesta en escena. El momento cumbre llegó cuando sonó la característica música de entrada de Roman Reings. El coloso luchador de aspecto de villano y aura de héroe levantó la admiración de los más pequeños, que se agolpaban a las vallas que rodeaban el cuadrilátero para ver más de cerca a su ídolo.

Fuera del ring

Los aplausos se fundieron con los cánticos clásicos que se esbozan en estas veladas de lucha libre. Todos encantados bajo el fenómeno de este deporte. Cada wrestler con su personaje, sus consignas y con su vida lejos del cuadrilátero. No es habitual ver más allá de la profesión o de una marca personal. Detrás de la lucha libre hay un gran vestuario de personas que viajan de forma permanente para exhibir su espectáculo por todas las zonas del mundo. La WWE ha emprendido una gira europea con su primera parada en España. Zaragoza ha sido escenario del primer escenario donde los luchadores desplegaron su poderío. Sin embargo, su paso por Aragón fue una anécdota ligada a sus exigencias laborales.

«Amo mi profesión, pero no nos da tiempo a ver casi ninguna ciudad. Estamos todo el día en el aeropuerto. Luego vamos al hotel y al día siguiente volvemos a marcharnos. Casi no nos da tiempo de hacer nada. De Zaragoza no hemos podido ver ninguna cosa, es una lástima porque España es muy bonito», dice Alexa Bliss en unas palabras para este diario. Una vida frenética, llena de ajetreo, y que requiere de soluciones para poder subsistir. «Para poder hacer frente a todo esto tengo un truco. Beber mucho café, creo que bebo demasiado. Ayuda mucho el trabajar en lo que te fascina, aunque algunas veces sea un poco duro», dice la luchadora.

Un recuerdo de Zaragoza

Tanto Alexa Bliss como No Way Jose se marcharon de Zaragoza con una fotografía con la bufanda del Real Zaragoza. Las superestrellas de la WWE tomaron con simpatía el estandarte zaragocista para posar ante las cámaras. No Way Jose mostró su simpatía al referirse al equipo zaragozano, al que no conocía en exceso, pero al que deseó unas palabras de cariño: «Espero que esta fotografía les sirva de suerte para ascender a Primera División». Un gesto de dos luchadores que aparentan ser colosos a través de la pantalla, pero que en persona muestran su lado humano.