equipo Noe Pamarot o David Cortés tras un breve paso de ambos por el Granada. El Hércules reaccionó para salvarse en la segunda vuelta.

Ya en enero pasado las relaciones entre Pitarch y el club se empezaron a deteriorar, aunque Botella, de puertas afuera, hizo un comunicado en febrero mostrando su total apoyo al presidente. Sin embargo, los últimos meses el distanciamiento era un hecho y todo culminó en la última semana de junio, cuando el Hércules tenía que presentar, antes del 30, el informe de las cuentas anuales. La versión de Botella es que Pitarch alude a una prórroga que había dado la Liga para presentarlas, hecho más tarde negado por la LFP, y después ni se presenta al consejo ni responde a las llamadas, por lo que, según la entidad, el equipo estuvo al borde del descenso administrativo de haberse dado ese retraso. El dirigente zaragocista, que por entonces ya estaba negociando con Agapito Iglesias, envió un mail a Ortiz, a Botella, al abogado del consejo y a Carlos Parodi, entonces consejero delegado y ahora presidente, en los que los tachaba, según éstos, de "golfos y sinvergüenzas", entre otras cosas.

Ahí, la ruptura ya fue total y después de que en la primera vuelta el director general zaragocista no acudiera al Rico Pérez, Botella, que sabía que en La Romareda el encuentro era inevitable, no tardó en recordar esta semana que el conflicto estaba muy presente. "Ni olvido ni perdono". Eso sí, en el palco no se lo podrá decir.