Los jugadores no correrán peligro de deshidratación esta tarde en el estadio de Bessas. Pese a que la temperatura estará probablemente por encima de los 35 grados sobre en el césped, las medidas preventivas están tomadas. No es cosa de estos días, sino que es una lección que los futbolistas traen aprendida de sus clubs. De lo que se trata es de no llegar nunca al umbral de la deshidratación, cuando deja de aparecer el piloto de alarma que es la sed, según explica Enrique González-Ruano, jefe de los servicios médicos de la Federación Española.

Las bebidas isotónicas, de la misma densidad que el medio interno para facilitar su asimilación, son la solución, además de una alimentación adecuada. "Antes de empezar hay que beber lo que el cuerpo le pide a cada uno. Es después, en el partido, cuando no se tiene sed pese a haber sudado mucho", dice González Ruano. Pero el futbolista tiene que beber, aunque teniendo en cuenta el nivel de tolerancia, ya que el organismo no tolera más de 200-250 centímetros cúbicos cada 20 minutos. El líquido siempre ha de estar fresco.

Tanto el día de partido como el anterior se modifican ligeramente los hábitos. Para un encuentro como el de hoy, a las cinco de la tarde en pleno mes de junio, el desayuno se hace un poco antes de lo normal, sobre las diez, y más fuerte. A los alimentos clásicos se añade jamón york, queso y revuelto de huevos. Sería deseable un poco de pasta, como los ciclistas, pero los futbolistas no están acostumbrados.

El almuerzo tiene que haber finalizado cuatro horas antes de empezar a calentar y no es bueno ingerir muchas proteínas, ya que sus residuos nitrogenados sólo se eliminan por la orina. El menú del buffet de este mediodía estará integrado por un caldo ligero de arroz o pasta, una ensalada corta de tomate y lechuga, puré de patatas espeso, arroz blanco, pieza de solomillo de 50 gramos y piezas de pollo o pescado algo más grandes. Los jugadores hacen las combinaciones según sus gustos particulares. De postre, les darán dos posibilidades: macedonia y yogur.