El concejal de Deportes del Ayuntamiento de Zaragoza, Pablo Híjar, no tendrá más remedio que repensar su oferta a los 28 clubs de fútbol base de la capital aragonesa que gestionan campos municipales. Al menos si respeta lo que ayer aprobó el pleno, con los votos de PP, PSOE y Ciudadanos (C’s), a través de una moción en la que se rechazaba rotundamente el borrador de concesión demanial con la que pretende regularizar la gestión y explotación de estas instalaciones municipales. Solo Chunta se mantuvo del lado del Gobierno de Pedro Santisteve esta vez, y solo porque entiende que la propuesta está en una fase inicial y todos pueden contribuir a una reordenación de las condiciones, que todos los partidos ven necesaria y los propios equipos piden. Pero no así.

Tanto el PP como el PSOE acusaron a Híjar de usar el «chantaje» con ellos condicionando la ejecución de las inversiones previstas en el presupuesto a que estos acaten la «imposición» de pagar un canon anual, de hacer socios a los chavales si llevan más de dos años en el club o de crear una sección femenina en el plazo máximo de tres años, entre otros aspectos. Mientras, para Ciudadanos (C’s) los pliegos de condiciones son una «temeridad» que, además, está «intentando enfrentar al deporte». «No son empresas, son entidades sin ánimo de lucro», le recordaron los representates de los tres partidos al edil de ZeC.

MÁS DIáLOGO / Sin embargo, el debate está en la calle y en él no solo entran las formas de Pablo Híjar para gestionar este asunto o, como le reprochó ayer toda la oposición, que haya «dejado de lado el diálogo» para alcanzar una solución consensuada. También está la realidad de otros clubs y otros deportes, como la del Club Voleibol Zaragoza (que en su día perteneció al Multicaja Fábregas Sport), que a través de Elena García explicó a los 31 concejales cómo sus 22 equipos y 270 practicantes en Zaragoza abonan entre 120 y 250 euros al año de cuota para reservar pista en los pabellones, pagada por ellos, para poder entrenar y jugar, más la seguridad social de sus ocho empleados, las fichas y los equipajes. «Unos obstáculos insalvables para quienes quieren competir a nivel nacional», aseveró. y seguidamente añadió: «Necesitamos el 10% del apoyo que reciben los equipos de fútbol».

También expuso su caso la Asociación Deportiva Lupus, creada en 1965 y que hoy tiene 353 socios, 322 de ellos con licencia federativa para practicar el baloncesto en La Jota, en 30 grupos de trabajo y solo «tres o cuatro instalaciones» donde practicarlo. Raúl Morales explicó al pleno que su problema es que disponiendo del pabellón deportivo del barrio, el instituto y dos pistas nuevas que se están pagando ellos «a diez años» y 10.000 euros anuales de un presupuesto de 115.000, salen adelante cada año y tienen dificultades para dar cabida a todos los niños que quieren entrar. Construyeron esas canchas nuevas porque habían alcanzado su límite de capacidad y ahora están «al 98%» y van «a tener que decir pronto que no a quienes quieran entrar». El 50% de sus fichas son para baloncesto femenino y cada socio abona entre 72 y 335 euros al año. «Hay más deportes y tenemos la misma capacidad de gestionar instalaciones municipales que ellos», señalaron

QUEJAS DE OTROS DEPORTES / Era su perspectiva a un enfrentamiento entre Híjar y los clubs que la oposición considera que enfrenta a las diferentes disciplinas deportivas que se practican en Zaragoza, aunque su testimonio iba más dirigido a explicar que la «labor social» que se hace con los 8.000 niños que practican fútbol sería la misma a la que se cumpliría con los que eligen la canasta o la malla de voleibol, que además «quita diez minutos ponerla» en cada hora que alquilan en una pista municipal de sus bolsillos. No tienen gratis la luz, ni el agua, ni como explicó Híjar les da para «utilizar el suministro eléctrico para asar carne y venderla fuera del recinto» o para gestionar el bar del campo que «durante años se ha adjudicado en algunos casos a familiares de un exconcejal» del ayuntamiento. Los clubs de fútbol ya han manifestado su rechazo al plan de Pablo Híjar, pero no a regularizar la situación.