Es hora de soñar, es hora de ganar y es hora de recordar. Como en un anuncio perfecto, España se tomó al pie de la letra los imperativos que vienen sonando por la megafonía de los estadios. Soñó con empezar la Main Round ganando. Y lo hizo. Ganó (31-25) pese a temblar durante muchos minutos. Y recordó que en campeonatos como este no existe rival inferior.

Ante una República Checa que había ido de menos a más, los hombres de Ribera se presentaron con defensa 6-0. El objetivo, detener el amenazante brazo de Kasparek. Era el hombre a seguir, pues su potencia en el lanzamiento se presentaba como el arma más potente del conjunto de Jan Filip. Vaya si lo era. El primer latigazo del partido dejó claro a qué venia Kasparek. Armó el brazo ante Viran y Gedeón e hizo temblar la meta de Gonzalo.

Pero Maqueda se la devolvió demostrándole el plan de España. Ante la defensa checa, los 'Hispanos' plantearon un partido lleno de movilidad. El primer tanto llegó desde la equina pero de la mano de Maqueda. Una rosca fue la carta de presentación de un equipo que recuperó a la España de la vieja usanza. Aquella campeona de Europa que juega en bloque y mueve el balón en busca de Aguinagalde en los seis metros.

MÁXIMA INTENSIDAD

Así transcurrieran los primeros instantes del encuentro. Con un ritmo frenético, los checos corrían tras cada error español y dejaban las escuadras del pabellón sin telarañas. No paraba Gonzalo pero si lo hacia Mrkva. El guardameta rival empezó a detener y sin complicarse mucho, los checos se fueron acercando en el tanteador.

Porque atrás, España, que ya defendía en 5-1, no encontraba las paradas de su muro. Y eso le imposibilitaba agradar la renta. Pero entonces apareció el factor fortuna, aquel intangible que siempre acompaña al campeón. Sin las paradas de su guardameta, los' Hispano's se encontraron con la tranquilidad que te da la suerte. Los disparos a portería vacía de los checos iban a la madera. Los pases, a los pies. Y los rechaces caían en manos hispanas.

Sin que fuera suficiente, España necesitó sentir el aliento checo para comprender que tocaba meter una marcha más. Porque los de Filip soñaron con sacar tajada ante una de las favoritas. Pidieron tiempo muerto. Soñaron con el empate. Y se encontraron con el arreón de España, que logró irse al descanso cinco goles arriba.

MÁXIMO EQUILIBRIO

Aprendió la lección España para los segundos treinta minutos. O eso pareció. Aunque no fue nada fácil. Porque la selección de Filip siguió a lo suyo y logró recortar la distancia hasta los tres tantos. El ritmo por las nubes, los lanzamientos de Kasparek a las mallas y la voluntad de ganar. Lo intentaban los checos, pero España seguía dominando el marcador. Y hay veces que la voluntad no lo es todo. Con la brecha abierta, los de Ribera siguieron luchando contra ellos mismos, con seguir percutiendo en el peor de sus encuentros. Les ayudó la apuesta checa de jugar con siete. Y con más tranquilidad en el ataque que su rival, España siguió recortándole tiempo al tiempo.

El partido menos lucido acabó con victoria. Y el casillero de la Main Round ya tiene cuatro puntos. Las batallas para alcanzar las semifinales se reducen a tres.

LA FICHA TÉCNICA

España: Aguinagalde (2), Ariño, Cañellas (2), Corrales, A. Dujshebaev (5), D. Dujshebaev (1), Entrerríos (1), Pérez de Vargas (1), Figueras (2), Gómez (1), Guardiola (1), Maqueda (3), Morros (1), Fernandez (5), Sarmiento (3), Solé (3)

República Checa: Babak (1), Becvar (4), Cip (2), Galia, Horak (1), Hrstka (1), Jurka, Kasparek(6), Mojzis(1), Mrkva, Mubenzem, Slachta, Solak, Vanco(1), Zdrhala(8), Zeman

Árbitros: Arthur Brunner y Morad Salah (suizos)