De Valdivieso a Milito, una constelación de suramericanos ha iluminado la galaxia zaragocista. Estrellas y estrellados se conjugan en diferentes épocas, alguna con sobrenombre propio, y marcan una tendencia de un club que apunta con ciega insistencia hacia el Nuevo Continente para atrapar a sus refuerzos extranjeros.

Argentina, Brasil, Paraguay, Perú, Uruguay, Chile y Colombia son naciones que han estado representadas en las alineaciones del Zaragoza. No obstante, el acento porteño ha imperado en La Romareda y antes en Torrero. Argentina es el gran país exportador de zaragocistas (23 de 58 suramericanos). El bonaerense Valdivieso fue el primer extranjero del club en la 49-50. Era un centrocampista millonario (del River Plate) fichado al Atlético y que sólo permaneció en la entidad una temporada, en la que fue más conocido por sus excentricidades de divo que por su juego.

Aunque el oído de La Romareda siempre ha sido más adicto al tango que a la samba, una pléyade de nueve brasileños han destilado su fútbol por Zaragoza. Curiosamente, dos de los más consagrados llegaron tras bañarse en la Cibeles, con la Copa de Europa bajo el brazo y con fama de finos malabaristas. Este es el perfil compartido por Savio y Canario, el único Magnífico no español. En el lado de la decepción quedan Gilmar, Jamelli y Esquerdinha.

Una saga estelar

Un capítulo estelar merece la saga de los Zaraguayos , bautizada así por el alto número de paraguayos y uruguayos que recalaron en el equipo en los 70 gracias como oriundos (origen español). Saturnino Arrúa y Lobo Diarte encabezaron esta terna que elevó La Romareda al podio de la Liga (3º en el 73 y 2º en el 74). Cara Rota Ocampos, Soto o Blanco eran otros nombres propios de esta saga. Posteriormente, Amarilla, Rubén Sosa, Chilavert, Poyet, Suárez, Acuña o Toledo alargaron este recuerdo. En total, 11 paraguayos y 9 uruguayos defendieron al Zaragoza.

En la mayoría de casos, algún suramericano ha tenido algo que ver con la captura de títulos para el club. El Gallettazo de Montjuïc y la última Supercopa son ejemplos más latentes, pero no los primeros. Un gol del Principito Sosa dio la Copa del 86 y en los éxitos de la época de Víctor Fernández (Copa del 94 y Recopa del 95) tuvieron un peso importante jugadores como Dario Franco, Poyet, Cáceres, Esnáider y el fugaz Cafú.

El caso del lateral brasileño, que utilizó Zaragoza como trampolín previo antes de ir a clubs más reconocidos, es típico en el zaragocismo. La Romareda siempre fue un escaparate vistoso para los grandes . El Valencia se fijó en Diarte y Kily González, el Bar§a pescó al malogrado Benítez, a Seminario y a Amarilla y el Madrid atrapó a Valdano y Esnáider. Al Calcio marcharon Sosa (Lazio) y Barbas (Lecce).

La Marea Roja

Durante los últimos años la oleada se tiñe de colorado. El Independiente, el Rojo de Avellaneda, es la puerta a la que el Zaragoza ha llamado en más ocasiones para pedir un refuerzo. Gustavo López, Avioncito Rambert, Acuña, Mondragón, Jorge Martínez, Montenegro y Milito han procedido del llamado Campeón de Copas americano.

La mayoría de las ocasiones en las que el Zaragoza ha fichado a un americano ha sido para ocupar una plaza atacante. En la tarea rematadora tuvo una especial productividad el peruano Seminario (61-63), único pichichi con la camiseta del Zaragoza (25 goles en la 61-62). Por contra sólos dos arqueros (el paraguayo Chilavert y el colombiano Mondragón) han ocupado la meta de La Romareda, ambos con un paso efímero y penoso.