Entiende el deporte como «una forma de ayudar a las personas construyendo sueños y alcanzando retos». En realidad, también concibe así la vida Mapi Martínez Clerigué, a la que, de niña, le costaba relacionarse con los demás y hacer amigos. Pero fue, precisamente, el deporte lo que lo cambió todo por completo: «Me hizo más fuerte y centrarme en mi rutina diaria, ordenar mi cabeza y confiar en mí con más fuerza, además de gestionar mejor el estrés», advierte.

«Todo viene de mi padre, que puso a mi alcance todos los deportes posibles: atletismo, bici, voleibol, baloncesto… y natación, que me enganchó siendo una adolescente. Entonces me di cuenta de que era acuática», rememora. Comenzó a competir tarde, a los 14, «pero es que nunca he sido de seguir el guion establecido», participó en campeonatos de España y mantuvo un idilio que ahora se ha desplazado a las aguas abiertas. «Es mi pasión», admite. De hecho, su última competición fue en agosto del 2019, en la conocida como Rototom en Benicassim, donde subió al podio en su primera travesía a nado en el mar. «Siempre estoy volcada en los demás, pero esto era algo personal».

Porque Mapi, socorrista en Pedrola, su pueblo, durante muchos veranos, todavía no se había estrenado en travesías a nivel personal. Siempre lo había hecho como guía de Jorge, «un ser único». Cuando lo conoció, Mapi ya había descubierto un nuevo camino. «Decidí ayudar. Fundé la sección de salvamento y socorrismo en el Stadium Venecia porque necesitaba transmitir valores humanos y formar a deportistas que pueden salvar vidas. No fue fácil al ser el salvamento un deporte poco conocido, pero engancha por divertido y sorprendente. No solo compites en piscinas sino también en aguas abiertas, usas aletas, maniquíes, tubos de rescate… uniendo la natación con técnicas de rescate», subraya. La sección, fundada en el 2013, ha disputado varias finales de Campeonatos de España.

Jorge, de 34 años, padece sordoceguera. Se cruzó en la vida de Mapi cuando a esta le propusieron acudir al centro de la asociación de recursos de San Jorge para conocer el recinto. «Ese día estaba Jorge ahí y me preguntaron si quería conocerlo. Estuvimos abrazados dos horas y media», recuerda. «Estando con él nada era demasiado importante, no existían las prisas y te das cuenta de que sigue habiendo personas llenas de bondad. No ha oído ni ha visto nunca, ni entiende el mundo como nosotros. Para él lo más importante son las personas».

El sueño de cada día

Llevan juntos desde el 2015 haciendo de cada día una aventura. Un reto. Un sueño. «Nos comunicamos mano a mano, con lengua de signos apoyada. Nuestra mayor barrera es la comunicación, así que para aumentarla Jorge tiene que vivir experiencias y yo se las creo a través del deporte. El primer día hizo 20 piscinas, algo que, según me dijo su madre María Jesús (presidenta de la asociación Apascide-Aragón y pionera en la visibilidad y reconocimiento de la sordoceguera como discapacidad única a nivel nacional) nunca había hecho antes. Entonces fui consciente del potencial que tenía y de cuántas cosas podíamos hacer juntos».

Y juntos crearon el Trofeo Zaragoza Sordociega, que da cabida a todo tipo de deportistas para, posteriormente, pasar a nadar en el mar para demostrar la capacidad de Jorge y visibilizar la sordoceguera. Durante tres años seguidos participaron en la travesía de Almazora (Castellón) en la que fueron, incluso, imagen del cartel anunciador. El siguiente reto fue el triatlón.

Como Mapi, Jorge también es un animal acuático. «Cuando voy con él se me olvida que ni ve ni oye. Le exijo igual que a cualquier otro deportista porque es esa manera de verlo la que también tiene su familia, sobre todo su madre. Es la forma de potenciarlo y de hacerlo crecer con cuidado y exigencia. Ha mostrado una evolución en su comunicación, más motivación y mejor autoestima y entrenar tan duro en el agua le hace mejor físicamente. Nuestro vínculo se creó en el agua y desde ahí lo he extrapolado a otros deportes», subraya Mapi. «Él vive a través de mis emociones. Soy su conexión con el mundo».

El siguiente reto, si la pandemia lo permite, es acceder a la beca Where is the limit? Para recorrer 21 kilómetros a nado en el mar por la sordoceguera. «Queremos demostrar que estas personas pueden realizar cosas. Cuando empecé con él yo no era plenamente consciente de dónde me metía y me emociona cada día. Este reto es especial porque el día 29 hizo un año que Jorge perdió a su padre y yo perdí a mi hermano, en junio, a los 42 años. Es un homenaje para que sepan que seguimos luchando por ellos. Son nuestros guías y referentes».