Todo comenzó como un pasatiempo. Isabel Longa empezó a jugar al fútbol a los cuatro años, en su propio pueblo, La Puebla de Alfindén, en un equipo de niños. Ahora tiene 21 años y ha ido creciendo como portera, a la vez que ha visto evolucionar el fútbol femenino, hasta llegar a jugar en la Liga Iberdrola, la máxima categoría española.

La aragonesa recuerda que cuando llegó el momento «no tenía claro» irse de Zaragoza, ya que siempre había jugado en el equipo de su tierra. «Justo acabé la temporada después de jugar los playoffs para ascender a Primera División, nos ganó el Tacón», explica la portera. Fue entonces cuando se enteró de que en el EDF Logroño tenía un sitio libre. «Esa temporada tampoco había jugado mucho y un día me llamó mi representante diciéndome que el Logroño, de Primera División, estaba buscando una guardameta», relata.

Un club de la máxima categoría, sin embargo, no quería una portera a la que no hubieran podido ver, puesto que no había tenido demasiados minutos. Sin embargo, el representante de Longa les ofreció que ella fuese a La Rioja a un entrenamiento de prueba. Explica que «se les habían ido las dos y habían fichado a una». Fue por eso que estuvo entrenando, conoció al técnico, también al de porteras y al presidente. «Me dijeron que para adelante», sentencia, contenta, al recordarlo. «Fue ese verano cuando me di cuenta de que podía llegar a dedicarme al fútbol», confiesa.

Ha sido allí cuando ha tenido su primer contrato como futbolista, por lo que ha visto cómo ha ido «cambiando a mejor» el fútbol femenino: «El año pasado con la llegada del convenio se dio un paso al frente, fue como decir ‘que estamos aquí’», asegura y añade que «qué menos que si alguien se dedica a esto asegurarle un salario mínimo y unas condiciones mínimas».

Ahora tiene un contrato profesional y vive grandes experiencias profesionales en primera persona, como la final de la Copa de la Reina. Jugaron contra el FC Barcelona, un equipo muy complicado de derrotar y en el que juega otra aragonesa, Mapi León. Longa recuerda aquel encuentro con especial cariño. «Ya el día de antes, que tuvimos el entrenamiento, cuando llegamos allí todas teníamos la misma sensación: había que aprovechar la experiencia al máximo», relata la aragonesa.

Recuerda también el propio día del partido y cuenta que cuando se levantó por la mañana lo único que quería era llegar al campo. «Estábamos en el hotel, fuimos a desayunar, dimos un paseo, pero yo solo quería que llegase el momento de vestirme e irme al campo», reitera la cancerbera y añade que «es un momento para disfrutar de la experiencia al máximo, juegues o no juegues». Ella lo vivió desde el banquillo, pero «ya el estar allí fue un premio para todas». Y en cuanto al rival... «Sabíamos a lo que íbamos, pero la experiencia no nos la quita ni el 3-0, ni el Barça ni nadie», insiste Isabel Longa.

Como ya se ha mencionado, en el equipo azulgrana milita Mapi León, otra aragonesa. Al evaluar el nivel futbolístico de la comunidad, la arquera de La Puebla se acuerda también de Marta Cardona y, sobre todo, de Patricia Larqué. «Con Patri compartí portería el primer año que el Zaragoza CFF estuvo en Segunda». Sobre su antiguo club, la jugadora opina que «ahora tiene que dar un pasito al frente, tiene que volver a estar en lo alto».

«Tuvo un mal año, descendimos, pero creo que tiene que volver a estar allí arriba y ser la referencia», asevera la portera, ya que cree que el fútbol femenino aragonés está desarrollándose adecuadamente. Son sus orígenes, y está al día de la situación. Longa comenzó con cuatro años jugando en La Puebla de Alfindén, en un equipo mixto.

«A esas edades no existe una diferencia física y de ninguna manera se pueden separar los niños de las niñas», determina. Además, también tuvo experiencia en el club zaragozano llevando un equipo benjamín femenino que jugaba una Liga de niños: «No vi que ellos tuviesen más nivel, quedamos de mitad tabla para arriba», recuerda.